El segundo y más importante es planear cómo vamos a cumplir ese enorme deseo de volvernos viajeros sin morir —o perdernos— en el intento.
Ya sé, estás harto de que tu familia te diga “pero sí viajas”, cuando en realidad sólo vas a la playa más cercana uno que otro fin de semana o a visitar a la abuelita que se quedó en el pueblo natal de la estirpe.
Lo que tú y yo queremos en realidad es volvernos viajeros, exploradores, trotamundos. Y para ello el primer paso, sin lugar a dudas, incluso antes de tener los recursos económicos para hacerlo, es perder el miedo a soñar, a imaginarte en nuevos destinos.
Confieso que hasta hace un par de horas no sabía de qué iba a escribir esta primera columna de 2015, pero fueron mis sueños los que me ayudaron, literalmente.
Y es que de pronto me soñé viajando con mis hijos por Europa. Inexplicablemente apareció en el sueño un tío mío ya fallecido, que resultaba mi guía en una ciudad que, según mis planes era París, pero que en realidad parecía algo así como lo que vimos en Volver al Futuro II justamente cuando Marty McFly llegaba, en 2015.
En el sueño me perdía, de una manera que nunca entendí, pero mis hijos terminaban en un auto y yo en otro. El mío se iba por un camino montañoso que me daba la sensación de ser un barrio peligroso. Desperté antes de encontrar a mis hijos, por lo que esa angustia fue lo que en realidad me inspiró esta columna.
Y es que, a ver, ¿quién no se ha sentido perdido en algún viaje? Yo, muchas veces, aunque he aprendido algunos tips para que esto me pase cada vez con menos frecuencia y, si me llega a pasar, lo pueda disfrutar y relajarme, porque cuento con las herramientas necesarias para enfrentar la situación.
1.- Perder el miedo a la independencia viajera
Algo muy importante si quieres cumplir tus anhelos viajeros es aprender a pensar en singular. El eterno “nosotros” si se quiere realmente un viajero consagrado, lo complica todo. Coordinar agendas, gustos, actividades, capacidades financieras con otros, ya sean amigos, familiares o incluso con tu pareja, puede ser la primer ancla que te deje atrapado en tierra. No tengas miedo a viajar solo, a conocer nuevos lugares y por supuesto, nuevas personas.
2.- Saber aprovechar los recursos
No se trata de que ahorres toda tu vida para hacer “el viaje de tus sueños” porque tal vez eso ocurra a una edad en la que ya no podrás hacer la mitad de las cosas que habías soñado. Si quieres comenzar a vivir viajando, aquí y ahora, debes aprender a hacerlo con lo que tienes. Yo siempre recomiendo no olvidar a qué clase social perteneces. En todos los países del mundo hay pobres, ricos y algunos que se niegan a jalar para alguno de los dos extremos y se aferran a la volátil clase media. Si tú quieres viajar como rey pero en tu vida cotidiana apenas si te alcanza para pagar el alquiler, temo decirte que te vas a tardar mucho en cumplir tu sueño. Pero si buscas opciones de hospedaje como estos nuevos sitios web donde la gente te invita a hospedarse en el sofá de su apartamento, eso puede reducir mucho tus gastos. Lo mismo pasa con la comida. En nuestro día a día no comemos en restaurantes de lujo tres veces al día todos los días, ¿o sí? Entonces, ¿por qué nos hemos de frustrar si así como nos comemos unos tacos de la esquina en nuestro barrio, nos podemos comer un kebab en alguna esquina de París o una pizza callejera en Roma? Viajemos siendo auténticos, tal como somos y podremos hacerlo mucho más seguido que si pretendemos tener una sola experiencia de lujo extremo en la vida.
3.- Mantenerse comunicado
Si no hablar determinado idioma es lo que te ha detenido para viajar, deja tus miedos a un lado, fuera de tu equipaje, y mejor pon al día tu smartphone. Ya no necesitas haber cursado años de ese idioma extraño para hacer tu viaje soñado, pues hoy con aplicaciones accesibles, algunas incluso gratuitas, puedes sobrevivir con lo básico en países occidentales. Para usarlas, igual que pasa con muchos mapas, es importante contar con acceso a internet, pero como un plan de datos en el extranjero suele resultar muy caro, yo recomiendo que mientras estás en el hotel o en los lugares con acceso a wifi, hagas una lista de frases básicas usando los traductores, y traces tus rutas en los mapas, que debes alternar con los que existen off line también.
Claro, no te culpo si mueres de miedo a permanecer mudo en países de Asia o el Medio Oriente, pues ni siquiera podrías leer las indicaciones o los precios de las cosas. Sin embargo, no olvides que existe también el lenguaje no verbal, así que no tengas miedo a usarlo. Y la clave, en cualquier lugar del mundo, el mejor lenguaje para el viajero es una buena actitud que comienza con una sonrisa.
4.- Los prejuicios no tienen boleto
Así que déjalos en casa. Trata de ir “ligero de equipaje” literal y figurativamente. Si viajas a Francia pensando que todos los meseros te van a tratar mal, seguramente llegarás con una actitud defensiva derivada de ese prejuicio. Si crees que el humor inglés es aburrido, pues tal vez te estés perdiendo de muchas oportunidades de reír en tu viaje al Reino Unido, lo mismo que le pasaría a un extranjero que piense que todos los mexicanos vestimos de mariachis y Adelitas. Así que, cuando pienses en empacar apenas lo necesario para no pagar sobre equipaje, recuerda que los prejuicios pueden pesar mucho más en tu mente y tienen la llave incluso para arruinar esa travesía que tanto has soñado.
5.- ¡Vamos a perdernos!
Es importante que tu smartphone lleve los mapas de las ciudades que visitarás, que trates de consultarlos, que leas algunas guías de viaje antes de partir, pero cuando hayas llegado, no tengas miedo a dejarte llevar y quizá perderte un poco, porque de eso se tratan los verdaderos viajes, de perdernos para encontrarnos después, de dejar de ser quien somos por un momento y ser mucho más libres. Sí debemos tener precauciones, pero justo por ello, si en algún lugar consideras que no es seguro que todo el mundo note que estás perdido, es mejor relajarse, tal vez entrar a algún café o centro comercial y tomarte unos segundos para consultar tus mapas y demás instrumentos de referencia, pero siempre conservando la calma. Cambia la cosa si viajas con niños. Yo recomiendo que a ellos les coloques una pequeña cangurera con una copia de su identificación y una ficha de datos de contacto locales, es decir, el número del hotel, si tu celular no está funcionando en ese país, o bien el número de la embajada o consulado. Recomiendo que esta tarjeta esté escrita en inglés y, si se puede, en el idioma local también. No está de más poner como datos de contacto tus redes sociales, pues sabemos que cuando viajamos a veces usamos más éstas para comunicarnos que el mismo correo electrónico o el teléfono móvil.
Me emociona mucho leer, cada fin de año, que el verbo “viajar” aparece siempre en los propósitos del nuevo año. Sólo recuerda: ponerte metas inalcanzables sólo genera más frustración. Lo importante si quieres cumplir ese deseo de recorrer el mundo, es comenzar por lo alcanzable. Si tienes algún amigo viviendo fuera, aprovecha y visítale; si lo postergas, puede que cuando te decidas él ya no esté allí. Y no olvides que tenemos un enorme país que tiene todo para hacernos felices. También recórrelo y descúbrelo, pues es tu carta de presentación ante ese mundo que te quieres comer a mordidas. ¡Feliz 2015 y buenos viajes!