Tal vez si escuchas la palabra “trajinera” siempre piensas en Xochimilco, fiesta y mucha cerveza. Tal vez piensas en lugares llenos de gente, altos precios y hasta mariachis flotando en pequeñas embarcaciones ofreciéndote música mexicana. Una experiencia para turistas. Sin embargo, en la Ciudad de México se puede pasear en estas embarcaciones tradicionales en un plan mucho más tranquilo y ecológico, incluso visitando un invernadero y aprendiendo sobre agricultura sustentable y no precisamente en Xochimilco sino en Tláhuac.
Hace una semana fui a Mixquic y en el camino vi trajineras y pregunté ¿qué no estamos en Milpa Alta? ¿o esto es Xochimilco? Entonces mis amigos me explicaron que existe otro lugar que se llama Lago de Los Reyes Aztecas y que pertenece a la alcaldía de Tláhuac. Por eso decidimos regresar.
Llegamos a las 10 de la mañana y nos dispusimos a pasear por los bosques de Ahuejotes y disfrutar el recorrido por los canales. Primer punto a favor: el precio por hora de trajinera es 40% menos que en Xochimilco. Estábamos del otro lado del lago y esta parecía ser una excelente alternativa porque no queríamos enfrentar multitudes. Nuestro objetivo era beber delicioso pulque y visitar un pueblo dedicado principalmente a la agricultura, cuyo fuerte es la producción del nopal pero también las hortalizas en las chinampas, igual que en Xochimilco.
Esta es una gran opción si quieres disfrutar de un día familiar. Si no tienes mucho tiempo, puedes pedir un paseo de una hora, ese será solo para recorrer canales cercanos y admirar algunas aves migratorias y locales. Si optas por el paseo de dos horas, podrás visitar un invernadero y comprar plantas y hortalizas frescas, además de que los lugareños te explicarán todo el proceso agrícola de esta práctica prehispánica de permacultura. Si eliges el paseo de tres horas podrás llegar hasta los ojos de agua, es decir, lugares donde brota agua cristalina todavía y hasta el Museo Vivo. El museo se ubica en una chinampa y allí puedes ver fotografías antiguas e incluso todos los artefactos prehispánicos que se han encontrado en los campos de cultivo de la zona.
Si quieres comer hay dos opciones: comprar unas quesadillas para llevarlas en el paseo ahí mismo en el embarcadero o llevar tu propia comida tipo picnic. O también puedes solo llevar botanas y al bajar, disfrutar de la gastronomía local, ya sea en los puestos del embarcadero o en los restaurantes del poblado de Tulyehualco. Si quieres pasar más tiempo y tienes antojo de mole, puedes aventurarte a llegar hasta San Pedro Atocpan, el pueblo donde se fabrica el mejor mole de la ciudad. Lo cierto es que no pasarás hambre.
También puedes pasar un excelente día en familia en el Parque de los Olivos, un mágico lugar donde hace más de 500 años se plantaron los primeros olivos del continente porque ¿sabías que Tulyehualco es un pueblo de productores de aceitunas y aceite de oliva? Admira los olivos centenarios y disfruta de las áreas verdes recreativas. Otra opción es agarrar las bicicletas o los patines y acercarse al Bosque de Tláhuac, donde puedes realizar todo tipo de actividades en familia.
Lo ideal es hacer esta experiencia en automóvil porque los sitios de interés están alejados unos de otros pero si no tienes coche, puedes llegar hasta el metro Tláhuac y de ahí tomar un taxi que te cobrará 35 pesos por llevarte hasta el embarcadero.
En domingo, llega al Lago de los Reyes Aztecas antes de las 4 de la tarde si quieres estar tranquilo, a partir de esa hora el lugar atrae a muchas personas. El ambiente familiar es mucho más apropiado en la mañana.
¿Qué opinas? ¡Lánzate a descubrir la cara rural de la Ciudad de México!