Ser viajero es un estilo de vida. Suena fácil pero no lo es. No se trata de haber ido una vez a algún sitio o de conocer cientos de lugares en el mundo. Se trata de aprender a habitar los lugares que visitamos, a integrarnos y mimetizarnos con el entorno, la comida, los aromas y los hábitos de quienes le dan vida a cada pueblo, bosque, costa o ciudad que pisemos.
Un turista es esa persona que viaja cuando tiene posibilidades (vacaciones, dinero, condiciones, etc.) y que tal vez se transforma momentáneamente, durante una semana o dos, pero en esencia, su vida sigue intacta cuando vuelve a la rutina de su lugar de origen.
Un viajero en cambio, es aquella persona que tiene un espíritu tan flexible que sabe cómo mimetizarse en cada destino que decide explorar. Como diría mi madre: a la tierra que fueres, haz lo que vieres.
Yo me considero una viajera incluso cuando no estoy viajando. ¿Cómo es eso? Bueno pues déjenme explicarlo con manzanas.
Para mí viajar es un estilo de vida que, incluso en mi ciudad natal, puede determinar las decisiones que tomo cada día. Lo que yo considero que uno debe llevar, junto al pasaporte y la mochila, es el espíritu curioso incansable y ese en nuestra vida cotidiana tampoco debe descansar.
Así, aunque vivo en la zona Roma Condesa, en la Ciudad de México hace ya 11 años, cada que camino por sus parques, o abren un nuevo café o llega un evento al vecindario, yo salgo a las calles a disfrutarlo como si estuviera viajando, con el mismo entusiasmo y la misma energía.
Lo mismo me pasa con la comida. En cada mercado de la ciudad uno puede descubrir sabores distintos y sentir que está viajando por los múltiples rincones de México, incluso si no se ha movido de su propio vecindario.
Otra manera de viajar es a través de la gastronomía, por tanto, si se tiene la oportunidad de vivir en una ciudad tan cosmopolita como la CDMX, un día se puede visitar Tailandia, otro Indonesia, la India, China, Líbano, España, Francia, Portugal o Argentina. Uno puede ir a cualquier sitio con el paladar.
¡No te deprimas si no saliste de vacaciones en este verano! Pues si vives experiencias únicas a través de tus sentidos siempre podrás tener el estilo de vida de un viajero. Lo mismo a través de la comida que con la música, el baile, los museos, el deporte o las actividades culturales.
Abre tu mente y disfruta todas las nuevas experiencias que te ofrezca tu entorno, lo mismo si estás de viaje que si estás en tu ciudad natal.
Cada sabor, cada coctel, cada cerveza, mezcal, tequila o pulque puede ser una experiencia en sí misma. No te pierdas de esto haciendo siempre lo mismo, innova y descubre, ese es el espíritu viajero y ese vive en ti, incluso si no has podido salir aún de tu ciudad.