Puede sonar ridículo, pero hay ciudades que tienen personalidad. Sí, ya lo sé, sólo las personas pueden tener personalidad, el nombre lo dice, pero me refiero a la esencia de cada espacio en algunas ciudades que justo por eso, son especiales para mucha gente.

A veces, cuando escribo o edito historias cuyos personajes viven en determinado contexto, utilizo música para poner a mi mente en el mood correcto, para transportar a mi cerebro a esas calles, esos edificios o esos espacios públicos donde ocurren las historias.

Esta semana curiosamente, me di cuenta de que hay muchas canciones inspiradas por mi ciudad favorita en el mundo (creo que ya les he contado que se trata de París) pero pocas para ciudades tan hermosas como Barcelona. Sí, estaba editando una historia que ocurría concretamente en el barrio de La Barceloneta y nada, que yo ponía en el buscador de YouTube o Spotify y me salían puros videos o canciones o del equipo de fútbol donde Messi es la estrella y también juega el esposo de Shakira, o justamente de ella, de la cantante colombiana. Canciones que en realidad no hablan de lo bella que es Barcelona, sino de cosas completamente diferentes.

Por fortuna mis amigos adoradores de la ciudad catalana me mandaron algunas y finalmente pude terminar de editar con la inspiración correcta.

Pero eso me llevó a pensar en lo hermoso que es que tu ciudad tenga un soundtrack. La Ciudad de México ha inspirado varias canciones y las más famosas por ejemplo son Sábado Distrito Federal, de Chava Flores; Chilanga Banda, de Café Tacuba; Metro Balderas, de Rockdrigo, Mi Ciudad de Guadalupe Trigo, y hasta artistas extranjeros como Joaquín Sabina le han dedicado rolas a Garibaldi, por ejemplo.

De mis ciudades favoritas con soundtrack, están Lisboa, a la que Madredeus le hizo varias canciones bellas pero que sin duda fue Amalia Rodrigues, la voz del Fado por excelencia, quien más versos y notas le dedicó. Casi puedo decir que conocí Alfama, el hermoso y viejo barrio lusitano gracias a esta música y no fui la única pues no olvidemos que el consagrado cineasta Wim Wenders le dedicó toda una oda fílmica a esta ciudad con su obra maestra Historias de Lisboa, donde la voz de Teresa Salgueiro, vocalista de Madredeus se convirtió en la representación misma de las calles y la vida de la capital portuguesa.

Madrid, donde Joaquín Sabina y muchos otros se han encargado de musicalizar sus aventuras. Atocha, la Plaza Mayor, la Puerta del Sol o la Puerta de Alcalá son solo algunos de los lugares que los solistas y grupos de los años ochenta me hicieron conocer a la distancia e hicieron volar mi imaginación. Tanto fue lo que escuché de música española en mi adolescencia, que Madrid fue una de las ciudades que quise visitar en Europa, por fortuna de hecho se cumplió y fue justo mi puerta de entrada al viejo continente allá por 1998.

Es difícil no pensar en Londres cuando uno escucha a tantos y tan buenos cantantes ingleses pero por supuesto el himno, para mí al menos, es London Calling, de The Clash, música que por cierto no sólo fue parte del soundtrack de la adolescencia sino que ahora lo volvió a ser cuando me compré una motocicleta vespa y me metí en el mundo de los motoclubs porque los vespistas se identifican con el movimiento Mod londinense de aquellos años.

Pero por supuesto París está en primer lugar. Son muchas las canciones clásicas que se han dedicado a sus calles, sus barrios, sus cafés y su estilo de vida pero particularmente yo amo lo que hizo la cantante Zaz en su más reciente disco, donde modernizó los arreglos de los clásicos de la chanson française, uno de ellos es Sur les toits de Paris que, en su versión franco-española, la interpreta con Pablo Alborán y le han puesto como título “Bajo el cielo de París” cuyo video es una maravilla no sólo porque te hace recorrer visualmente las más bellas calles parisinas, sino porque le da un toque especial al dar vida a los muros de la ciudad, a su arte callejero.

Pero hay infinidad de canciones, listas completas en Spotify o Deezer dedicadas a la capital francesa pero esta semana por cierto, estoy escuchando La Marsellesa, para conmemorar el Día Nacional de Francia, y honrar la memoria de las víctimas de los terribles atentados que hace un año mancharon de sangre los festejos en Niza porque la música es parte del soundtrack urbano de un viajero, incluso en los momentos más trágicos.