Quizá ese es el motivo por el cual la playa no es uno de mis destinos favoritos para viajar, nunca, pero particularmente en esta época del año.
Sin embargo una vez, una amiga me dijo que tal vez ese prejuicio se me quitaría si me atreviera a conocer alguna playa nudista.
Por supuesto me sorprendí, no solo porque imaginaba que eso era algo “muy europeo”, sino también porque mi amiga comenzó a contarme de sus experiencias en destinos y hoteles nudistas. Reconozco que lo primero que pensé fue ¿cómo es que no le da pena andar sin ropa? Y es que ella no es precisamente una modelo de revista, de hecho tiene un considerable sobrepeso.
Empecé entonces a reflexionar sobre todas las experiencias que tal vez me he perdido por mi falta de seguridad y confianza en mí misma.
Estamos de pronto tan preocupados por lo que los estereotipos nos ha dicho que debe ser un cuerpo hermoso, que incluso hay toda una industria de la moda y el cuidado personal sólo para ir a la playa.
La ropa perfecta, el bikini que resalta nuestros atributos, el sombrero que nos protege del sol, y hasta los accesorios correctos para el lugar donde más nos estorba la ropa: la playa.
Me avergoncé de reconocer que yo ni siquiera cuando era una adolescente de curvas perfectas antes de llegar a mis veintes me atreví a usar bikini. Siempre me sentía gorda, demasiada pierna, demasiado pecho, demasiada cadera. Pesaba sólo 50 kilos y aún así, no me atrevía.
Después pude hacerlo, ya pasando los 25 pero era un traje de dos piezas, bastante discreto, no una tanga, en la vida me habría atrevido.
Ahora que mi amiga me cuenta que en México hay varias playas nudistas donde lo menos importante es la perfección del cuerpo, el depilado preciso, la piel sin celulits ni estrías, realmente me pongo a pensar ¿y por qué no?
¿No es esta, la década de los cuarenta, la edad de la libertad y la plenitud? Me desnudé en pleno zócalo de la Ciudad de México para ser parte de la instalación fotográfica colectiva de Spencer Tunick en 2007, con abdomen de cuatro meses de embarazo y ¿a quién le importó? A mi alrededor, a nadie y la foto del recuerdo aún cuelga orgullosa en mi pared.
Así que me puse a investigar sobre playas nudistas en nuestras hermosas costas y encontré varias opciones. Como yo también soy novata, pues les contaré más bien lo que hallé como sugerencias de otros viajeros, con más experiencia en el arte de disfrutar al natural.
Seguro ya habrán escuchado que las playas oaxaqueñas son las más avanzadas en estos temas del nudismo, y no es nada nuevo. No por nada, los turistas europeos las prefieren.
Una de las más famosas es Zipolite.
Quizá ésta sea la playa nudista más conocida de México. Y créanme, la belleza del lugar hará que los cuerpos desnudos ni siquiera te distraigan. Son 2.5 kilómetros de playa para andar libre como Dios te trajo al mundo, sin que nadie se espante.
Para llegar a este lugar, hay que volar a Huatulco o Puerto Escondido y de ahí moverse en coche o incluso transporte colectivo por carretera.
Muy cerca de allí, está la playa Yerbabuena donde te puedes perder entre la vegetación también sin ropa. Esta es una opción de conexión integral con la naturaleza que se encuentra en la bahía de Santa Cruz, una de las famosas Bahías de Huatulco, a 40 kilómetros al sur de Puerto Ángel, de hecho se puede llegar en lancha desde allí.
Si te gusta el sur, el estado de Guerrero también tiene lo suyo para los amantes de la desnudez. en la bahía de Santa Lucía, está la playa El Secreto aunque cuidado, porque las olas suelen ser grandes por allí. Sólo hay un hotel y es muy sencillo, pero es una de esas opciones para no hacer mucho más que comer, beber y andar desnudo por la playa. Está muy cerca de Acapulco, de hecho se toma una lancha a la isla La Roqueta y de allí te guían.
Pero si lo tuyo es una opción más lujosa y exclusiva, hacia el occidente del país, se encuentro Punta Serena, que es uno de los pocos resorts turistas que existen en la costa del Pacífico mexicano. El concepto es All Inclusive, con playa nudista privada y piscina topless, cuenta además con dos jacuzzis sobre un risco que ofrecen una vista al mar incomparable. El aeropuerto más cercano es Manzanillo y el resort está a 45 minutos, en Tenacatita, Jalisco.
Y si alguna vez te han dicho que tu sonrisa es tu mejor vestido, pues en Quintana Roo existe una playa que hace honor a este dicho y justamente se llama La Sonrisa. No necesitas traer nada más puesto encima, sólo tu bella sonrisa. La playa está al sur de la Riviera Maya, en los arrecifes de Xcalak, a 60 kilómetros de Mahahual.
Para los amantes de las tranquilas aguas del norte, las Islas Coronado son la mejor opción. Son cinco islas en las que, además de poder andar sin ropa, podrás ver animales como pelícanos, delfines, lobos marinos, además de bucear para conocer los increíbles arrecifes de coral de esta región. El lugar al que hay que llegar es al pueblo de Loreto, en Baja California Sur. A nueve kilómetros de allí, están las islas y en el malecón consigues que una lancha te lleve hasta allí.
Otra opción es la bahía de Matanchén, en Nayarit. Aunque esta zona se ha plagado de complejos turísticos de lujo, todavía quedan sitios vírgenes como este, ubicado a casi 80 kilómetros de Tepic.
Así que ya lo saben, si son de los que gustan de viajar en la semana de pascua y aún no tienen opción, pues tal vez es momento de dejar los miedos, los prejuicios y los complejos junto a la ropa, y salir a pasear desnudos por las playas de México. ¡Felices viajes!