El primer consejo de esta lista es olvidar el gimnasio y tacharlo de ese codiciado primer lugar de tu lista. No se trata de dejar de hacer ejercicio, de ninguna manera. Sino que todos sabemos que cuando es nuestro primer propósito de año nuevo es porque no se trata de un hábito, sino de un sentimiento de culpa por las comilonas de fin de año y eso, la culpa, dura para siempre pero lo que no dura es la voluntad de continuar. Si es un propósito en el que sabes que no vas a ser constante, lo mejor es ser realista. ¿Y si el pago de esa membresía carísima del gimnasio lo ocuparas para irte a un viaje de aventura al mes? Te aseguro que haciendo rafting, senderismo, bicicleta de montaña o simples caminatas en el bosque quemarás más calorías que en ese gimnasio al que vas sólo cuando te acuerdas. Tu cuerpo, pero sobre todo tu espíritu te lo agradecerán. Según reza la lista, el objetivo es proponernos cosas distintas para que este año nuevo sea el más divertido de nuestras vidas y creo, amigos viajeros, que a nosotros nos gusta mucho eso de divertirnos, si no pues no seríamos viajeros, simplemente.
Ahora sí, vamos con la lista y mi muy personal interpretación de la misma. En sus marcas… listos… ¡fuera!
- Salir de mi zona de confort
Este propósito se refiere a que no basta con salir de tu ciudad para viajar, se trata de imponernos retos que nos hagan crecer en cada viaje. Es decir, si tenemos una casa en la playa o en otra ciudad y cada que tenemos un día libre nos enfilamos para allá, eso es una zona de confort. Que este sea el año de salir de esa rutina y romper con todos los patrones. Para mí eso es duro. Si son fieles lectores de estas andanzas saben que año con año, no se como pero casi siempre logro cruzar el océano y aterrizar en París. Eso me gusta, es la ciudad que amo, allí está parte de mi familia, amigos queridos y un vínculo entrañable que no tengo con ningún otro lugar del mundo. Pero para 2017 mi propósito es no ir a París y si voy a tener la oportunidad de hacer un viaje internacional, comprometerme conmigo a mirar hacia otro destino. ¿Barcelona? ¿Montreal? ¿Nueva York? ¿Buenos Aires? ¿Cuba? El tiempo y la planeación financiera lo dirán. Pero sobre todo ¿qué tal el reto de hacer un viaje con causa? Un voluntariado, tal vez. Ir a regalar mi tiempo y trabajo a las causas con las que estoy comprometida. Sí, ese es un excelente camino para inyectar vitalidad a este espíritu viajero.
- Hablar con extraños
Claro es fácil viajar con la familia o los amigos, pero ¿Y si viajamos solos? ¿Y si nos atrevemos a encontrar nuevas personas en el camino? En la primavera de 2016 tuve que hospedarme de emergencia en un hostal para mochileros, algo que no había hecho ni en mis años de juventud. Gracias a eso, a dormir en una habitación compartida, conocí una chica china con una historia maravillosa de esfuerzo. Había salido de su pueblo, en China, para ir a encontrar trabajo en París y no la estaba pasando bien. Pero solo conocerla y escucharla le dio un nuevo sentido a ese viaje. Eso jamás habría pasado si mi sobrina hubiera estado en la ciudad y yo me hubiera quedado allí desde el principio. Entonces, no tengamos miedo. Hablemos con la persona de la fila del cine o en el asiento de a lado en el avión. Experimentemos en Coach surfing, o en Airbnb para conocer gente en cada ciudad en la que decidamos viajar pero sobre todo, abramos la mente y el corazón para recibir a aquellas personas que quieran ser parte de nuestra experiencia viajera. Verán que todas y cada una tienen algo especial que enseñarnos que se quedará para toda la vida.
- Viajar con alguien nuevo
A veces, cuando un año termina —y más uno tan mortífero como fue el 2016—, la reflexión que nos queda es ¿Cuánto tiempo más tendremos para compartir la vida con alguien? Si nunca has viajado con tu mejor amiga o amigo, o incluso con tu pareja aunque suene raro (yo viví tres años con mi última pareja y jamás hicimos un viaje largo, por ejemplo), o si nunca en la etapa adulta has invitado a tu madre, tu padre o tus hermanos a rodar por el mundo, quizá este 2017 sea la mejor oportunidad para hacerlo. O tal vez con esa colega de oficina, ese vecino simpático, o hasta ese abuelo que tal vez pronto deje de estar a nuestro lado. Hay quienes dicen, como los que hayan escrito la lista que inspiró este texto, que no se conoce a las personas realmente hasta que no has viajado con ellas y yo, que amo viajar sola, creo que tengo que aprender mucho más de eso y darme la oportunidad de viajar en compañía de los seres que me importan.
- No empacar de más
Atrevámonos a viajar sin equipaje. Ir a un lugar sólo con el bolso de mano y allá vestir como visten los lugareños, calzar lo que ellos calzan, mimetizarnos con el destino que elegimos. Este 2016 casi lo hice, pues mi viaje a París lo hice sin planeación alguna. Supe que tenía que viajar a las 11 am y a las 7 pm ya estaba en el aeropuerto con boleto en mano. Así que mi maleta llevaba unos jeans, dos camisas, un jersey y unos tenis. Nada más. Así que pude ir a la Boutique Sans Argent, a unas calles de la oficina donde estaba trabajando, y conocer personas maravillosas que me regalaron ropa. Pude comprar en un outlet la que hoy es mi chaqueta favorita, perfecta para cualquier clima y buscar baratijas en las mismas tiendas que lo hacen los lugareños. Por supuesto no fui de shopping a los Campos Elíseos, pero sobreviví, y con estilo parisino.
- Planear lo necesario
Aunque nos encante la aventura, planear bien el viaje más especial del año —que para mí será a Montreal hacia el otoño— te permitirá ahorrar mucho dinero. Regularmente se pueden aprovechar ofertas, cuando ya tienes muy claro cuál será tu objetivo más grande en materia de planificación viajera. El hospedaje también se puede planificar y con ello incluso aprovechar ofertas y pagarlo a meses sin intereses, lo mismo que los boletos de avión, o usar los puntos o millas de viajero.
- Ser espontáneo
Parece contradictorio pero la planeación no está peleada con la espontaneidad. Si bien para hacer un gran viaje es importante planear, sobre todo en términos financieros, lo cierto es que para otras escapadas de fin de semana, la espontaneidad puede ser tu gran aliada para divertirte. Tener siempre lista una mochila para hacer caso a tus instintos y recorrer los pueblos cercanos a tu ciudad, o tal vez una breve excursión para nadar en ese río que sabes que está aquí mismo en tu estado pero jamás te has atrevido a visitar. No me lo van a creer pero yo siempre traía una mochila lista en la cajuela de mi auto cuando vivía en Morelos. Y la usé, muchas veces sólo me escapé.
- Tomar todos tus días de vacaciones
Si tu eres un privilegiado Godín, es decir, tienes un trabajo con prestaciones y vacaciones pagadas, pues ¡felicidades! Ya cada vez son menos las personas que cuentan con semejante fortuna. Las vacaciones no son para acumularse, y si en años pasados has cometido el error de dejarlas acumular entonces que tu propósito en este 2017 sea ¡acabarte todos esos días! Recuerda, la vida es corta y es lo único que tenemos en las manos cada día.
- Deja los prejuicios en casa
Miedos y prejuicios son los peores compañeros de viaje. Si quieres viajar ligero lo primero que debe estar fuera de tu equipaje son estos dos elementos. ¿Quieres volar en Parapente y crees que eres poco ágil? ¡No importa! ¡hazlo! Vuela y déjate llevar. ¿Quieres visitar Río de Janeiro pero te da miedo que te asalten en una Favela? pues ¡olvídalo! La única vez que estuve en esa ciudad pregunté a un guapo brasileño con el que tuve un fugaz romance sobre las posibilidades de que eso pasara y me dijo: las mismas que tendrías en Campos Elíseos en París o en Paseo de la Reforma en México. Habla con la gente y sonríe, ellos no te harán daño. Seguí su consejo y puedo decir que hasta ahora, las horas que estuve jugando con los niños o hablando con las mujeres de la favela de Santa Martha han sido de mis experiencias de viaje más gratas.
- Apagar el teléfono móvil
Hazte un favor y vive en tiempo real. No todo lo tienes que compartir, lo mejor de un viaje justo es aquello que sólo se quedará en ti. Si alguna vez les han gustado las aventuras que relato en esta columna, imaginen todo lo que no les he contado y lo he guardado para mi intimidad. Desconéctate, literal y metafóricamente. Sólo así el destino que elegiste y tú se fusionarán y entonces surgirá la magia. La mejores cosas, los mejores encuentros, las risas más fuertes, los besos furtivos, yo las he vivido muy lejos de aquí, justo cuando no tengo batería ni wifi en el móvil.
- Celebrar algo nuevo
¿Qué tal una fiesta que no existe en tu ciudad o en tu país? Conocer y vivir las costumbres y tradiciones de la gente que te abre los brazos. Vestir sus trajes, comer su comida, bailar sus bailes. Recuerdo muy bien que en unas vacaciones con mis amigas, a la costa chica de Guerrero, fuimos primero a una boda. Dos de nosotras jamás habíamos ido a una de esas bodas donde todo un pueblo acude, donde se come barbacoa hasta que no puedes más y se beben cartones de cerveza en modo infinito. Al día siguiente, un funeral y al siguiente un bautizo ¡Todo en el mismo viaje! Jamás había fiesteado mejor y todo en un sólo fin de semana.
- Elegir los viajes sobre las cosas
Vivir no se trata de acumular cosas, sino experiencias. Por ello para mí viajar es vivir. No digo que seas un hippie que gaste todo su dinero en viajes, digo que con una buena planeación financiera, podrás descubrir que hay un millón de gastos cotidianos que no son indispensables, y que tal vez esos 10 cafés de conocida cadena gringa en la esquina más cercana a tu oficina, podrían convertirse en un solo café al atardecer en Coatepec, en Oaxaca, o en Bogotá. Tal vez cambiar tu viejo auto por un modelo más nuevo jamás se comparará con la emoción de comprar un boleto de oferta a Tailandia, o en llevar a tu madre a España, o a tus hijos a Disney.
- Soñar en grande
Mucha gente me pregunta como hago para ir cada año a Europa y mi respuesta es la misma pregunta pero invertida, ¿cómo haces tú para no hacerlo? No se trata de mirar fotos de la Torre Eiffel y verlas con nostalgia, o esperar a tu luna de miel o tu aniversario de bodas de oro para cumplir ese “viaje de tus sueños” ¿y si sólo tomas un avión y al llegar a París comienzas a vivir como hace la gente allí? Gastando lo indispensable, viviendo en forma sencilla, llenándote de la ciudad y no de las apariencias. Se trata de soñar en grande pero también, para cumplir esos sueños, hay que ponerles fecha de caducidad, es decir, transformarlos en metas y ponerles una cifra, un prespuesto. Ahí está la clave.
13 (el pilón de la buena suerte). ¡Solo viaja!
Deja de leer esta columna y ve por un calendario. Enfoca tu mirada y decide tus destinos. Comprométete… ¿con quién? con la persona más importante de tu vida: tú. ¡Felices viajes 2017!