María Isabel Martínez Soriano y Micaela Robles señalaron que desde hace tres meses las autoridades municipales y el comité de la escuela las quitaron de la entrada de la mencionada escuela –aunque permanecen al otro lado de la calle-, donde venden dulces y chicharrones por la tarde.
“No nos dejan vender, dicen que estorbamos, que la obesidad, que estorbamos el paso, pero con eso nos ganamos la vida”, explicaron.
Dijeron también que el regidor de Educación les ha dicho que no pueden vender productos chatarra, que mejor vendan fruta, pero ésta se echa a perder muy pronto.
Pero también, resaltó una de ellas, dentro de la escuela se venden dulces y chicharrones, “no se vale, o todos parejos o nadie vendemos”.
Mostraron un documento donde se quejan ante el cabildo de esta disposición y del trato que recibieron esta semana del director de Seguridad Pública, Enrique Carpintero, ya que este martes llegó junto con otras personas a pedirles que se retiraran de la escuela. Cuando le pidieron que se identificara –no lo conocían-, éste les respondió que “ahora los patos le tiran a las escopetas”. Ante la insistencia, dijo que era “Juan Camaney” y a la tercera se identificó ya de manera formal, advirtiéndoles que de no quitarse del lugar, “iba a tomar medidas drásticas”.
Ayer mismo, hubo otra fricción con un elemento de apellido Álvarez.
“No se vale, queremos trabajar. Que nos dejen vender o nos den un trabajo en el Ayuntamiento, necesitamos trabajar, porque yo soy viuda y tengo una hija discapacitada”, apuntó Martínez Soriano.
Micaela Robles también dijo tener un hijo con discapacidad, por lo que necesita el trabajo.
Ambas se quejaron de que el presidente municipal “nunca está”.
1 comentario
Hey
Tenemos que revisar ese asunto,,, saludos Compartelo!