Viridiana es joven, tiene 32 años y es madre de cuatro niñas.
Labora desde hace ocho años en “Reparación de Calzado Manolos” en la calle No Reelección, de 10:00 a 19:00 horas y los sábados de 10:00 a 17:00 horas.
En el taller pequeñísimo a orilla de banqueta hay tres personas más que reciben zapatos, bolsas, mochilas y chamarras de piel:
“Ahora tenemos mucha chamba. Ya no sólo viene gente ‘sencilla’, vienen de todas las clases sociales a reparar su calzado. Recibimos mucho zapato de mujer, aunque en los de hombre se cobra más”.
Más que la dificultad o en el tiempo que se dedica a cada reparación, Viridiana piensa en hacerlo bien porque sabe que si el cliente queda satisfecho regresará por otras reparaciones y los recomendará.
”Somos buenas reparando calzado, tratamos bien al cliente y nuestro precios son razonables”, asegura.