Me trajeron un papel de la Fiscalía General, de Feminicidios, para que se lo diera al administrador del edificio. Ahí le pedían que entregara la tarjeta de la cámara de vigilancia que da a la calle.
El policía me dijo que habían estado preguntando con la gente pero nadie vio nada. Todos vieron el bote pero nadie sospechó que adentro había restos humanos. Nadie pensó eso hasta que alguien pasó y tiró el bote al suelo y se le salió el cuerpo ya todo cortado.
El agente dijo que necesitaban la grabación de todas las cámaras porque quieren mirar si entre las 7 y 7:40 del jueves 24 de marzo se puede observar el coche que pasó a dejar el cuerpo destazado de la mujer que fueron a tirar en el edificio 199-A de la calle Jesús H. Preciado.
Así le hicieron en los otros edificios, me lo dijeron los porteros. Los dueños o administradores también van a tener que entregar las filmaciones para que se investigue y si vieron algo van a tener que ir a declarar.
Pero no van a encontrar nada de camionetas o de coches pasando a dejar el bote de plástico amarillo con la mujer destazada.
Yo más bien creo que no van a encontrar nada porque están buscando una camioneta. Alguien le dijo a los policías que el bote anaranjado con el cuerpo de la mujer descabezada la pasaron a tirar frente al edificio pero no.
Creo que deben buscar bien. Yo, por experiencia, sé que cualquier cosa que uno haga en la calle siempre hay alguien viendo; no falta la señora chismosa que está cerca de la puerta o alguien que está donde nosotros no podemos verlo, y por eso pensamos que nadie nos ve si hacemos algo en la calle. Cuando tiramos basura, por ejemplo, alguien nos ve.
Lo mismo pasó con el cuerpo sin cabeza.
A mí me contaron que ese jueves, un poco antes de las ocho de la noche alguien vio que dos personas subían por la calle H. Preciado, iban con algo de prisa, con pasos grandes, y llevaban un diablo y sobre el diablo un bote de basura anaranjado.
La persona que observó todo estaba en una azotea y vio cómo llevaban el bote. Dos hombres, estatura media. No logró distinguir la cara de estas personas ni otros rasgos, porque ya estaba oscuro, pero sí vio que eran dos hombres, con el diablo y con el bote de basura ese anaranjado que se publicó en los periódicos con la noticia. No vio si esos hombres lo dejaron frente al edificio o si ahí adentro estaba el cuerpo destazado y sin cabeza.
La persona que vio esto no quiso decir nada porque le dio miedo. Aquí ya nadie está seguro, secuestraron a una mujer en octubre del año pasado, sobre esta misma calle y más abajo en la esquina con la calle Chulavista mataron a don Anselmo Delgadillo, un líder taxista, eso fue en enero del año pasado.