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Las culturas urbanas han sido marginales desde sus orígenes, perseguidas por personas o grupos con prejuicios.
Esto lo sabe Sindy Zurizaday. Por eso, cuando tiene oportunidad explica a los clientes lo que esas tribus y sus modos de ser y vestir significan y la importancia que tienen dentro de la convivencia social. “Muchas chicas y chicos me han dicho que a ellos sí les gusta vestirse con algunas prendas góticas o barrocas, pero que en sus casas sus padres se los prohíben. Esta intolerancia ocurre también por parte de las autoridades, que detienen a los chavo, nada más porque están tatuados o llevan el pelo largo o ropa negra. En el trabajo ocurre lo mismo, si eres diferente te tratan mal o no te dan empleo”.
Ella y su pareja tienen locales de ropa y accesorios en Plaza Lido, en el centro de la ciudad. Comenzaron vendiendo productos para chicas y chicos de entre 15 y 30 años, pero se han ido ampliando a niños y personas mayores.
“No se trata de vender por vender a 'rastas', 'punks', 'skas', 'góticos', 'emos', por citar sólo a algunos y sin que suene discriminatorio, sino de ir ganando terreno en la sociedad, de proporcionar a las minorías una prenda o accesorio con la cual se sientan a gusto y expresan su forma de ver la vida”, explica esta chica que estudió diseño de modas y que conoce de música y literatura.
Mientras prueba en el maniquí una playera con estampado de Edgar Allan Poe (poeta, escritor y crítico norteamericano, maestro del cuento de terror), afirma que nadie debe ser ajeno a lo que le ocurre al vecino porque todos estamos viviendo en una misma ciudad y en un mismo planeta.
Con frecuencia se le ve en las marcha apoyando a los padres de los normalista de Ayotzinapa, protestando contra los feminicidios o demandando igualdad de derechos para hombres, mujeres y personas con preferencias diferentes.
“En Cuernavaca uno de los problemas inmediatos que nos está afectando mucho a los que vivimos del comercio, es el cierre de la calle Guerrero, porque causa un gran embotellamiento en el primer cuadro y la gente ya no quiere venir a perder 20 minutos o media hora por comprar una playera o algún accesorio. Las ventas han disminuido hasta 40%, pero no nos podemos quedar con los brazos cruzados. Se ha solicitado que se abra la calle, pero ya no depende de nosotros los comerciantes”.
Ectrocis está cumpliendo ya 12 años en Cuernavaca y de acuerdo con Sindy, éste es uno de los momentos más difíciles para su negocio, sin embargo contra las adversidades están redoblando esfuerzos y abriendo otras formas de venta:
“Mi chavo y yo asistimos a las expos en Morelos y en la ciudad de México, en donde podemos ofrecer nuestros productos, además ampliamos nuestra presencia en espacios virtuales para venta en línea y también estamos lanzando una nueva línea llamada Crypta Wear”, puntualiza.
