Los chicos ya habían investigado algo sobre la biografía de este escultor y pintor que nació en la Ciudad de México. Leyeron que estudió en el Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca, Mor., y posteriormente en la ciudad de México en la Escuela de Diseño y Artes y Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, ambas pertenecientes al Instituto Nacional de Bellas. Ha participado en más de un centenar de exposiciones colectivas de escultura, instalación y gráfica, y presentado varias individuales de escultura en México y Estados Unidos; en 2009 presentó en Colima la exposición “Acero y luz”. También leyeron que de su obra pública monumental destacan el monumento ecuestre al “General EmilianoZapata” (Chinameca, Morelos, 1979), monumento a “Francisco Gabilondo Soler CRI-CRI” (Cuernavaca, Mor., 1979), monumento a “Quetzalcóatl” (Amatlán, Morelos, 1982), escultura monumental para Impresores de Morelos S.A. (Cuernavaca, Morelos, 1987) y el “Vigilante del Ritmo Cósmico” (Parque Ecológico Cubitos, Pachuca, Hidalgo, 1999).
Enrique Torres Agantón los había llevado para que tuvieran un contacto directo con el creador y para que hicieran un retrato documental del escultor, que reflejara la personalidad de éste en su contexto.
Con seguridad leyeron que no se puede hacer un retrato documental si no se escucha al modelo, si no se está cerca de él, si éste no presenta ninguna emoción frente a la cámara, pero no se atrevían a hablar a Xerxez, por lo que el colmilludo de Torres Agantón lanzó algunas preguntas para que los chavos se fueran calentado y el maestro tomara confianza.
Las cinco chicas y el chico prepararon sus cámaras y comenzaron a observar las fuentes de luz, a configurar y a encuadrar mientras Xerxez avanzaba por las salas en donde esculturas chicas y medianas y pinturas pequeñas y grandes llamaban la atención de los muchachos.
Ésta se llama sí, ésta así; esta otra la hice por esta razón… El pintor y escultor contestaba a todo.
Xerxez dijo a los estudiantes que cuando aborda un tema se involucra totalmente con él, lo analiza, lo estudia a fondo hasta que lo agota, de ahí el alto grado de detalle que alcanza en sus pinturas y escultura, sean éstas de dimensiones grandes o pequeñas.
También explicó que el artista en general puede conmover a la gente con sus obras: “El arte es lo que nos hace realmente humanos, nos salva de la violencia. Hay artistas que incorporan en sus piezas elementos sociales muy marcados. Yo expreso la belleza en mis obras y establezco un diálogo con el espectador, así lo conmuevo, mis símbolos son universales y por ello tiene validez aquí y en cualquier parte. Desde luego, soy mexicano y tengo elementos de mi país, como todo artista”.
Xerxez dijo que hay una diferencia entre artista y copistas. “Hay excelentes copistas; imitan, no crean. Hay una diferencia grande entre arte y copia”.
Mencionó que el artista es catalizador de su tiempo y debe trabajar con materiales de su tiempo; él trabaja con acero, hierro, rayos láser, que sólo son herramientas para expresarse.
“Mis obras no pertenecen a un tiempo pasado, están en este tiempo aunque yo las haya concluido hace veinte años: las obras de arte escapan al tiempo, lo trascienden”, afirmó.
A los muchachos llamó la atención que en su casa galería, el artista tiene algunas piezas prehispánicas. “Quiero hacer un museo para que el pueblo pueda apreciar 2 mil 600 piezas arqueológicas”, explicó.
En la actualidad está haciendo paisaje constructivista. Y mostró un óleo de nombre Tlayacapan, colgado en la pared.
Así, entre diálogos y explicaciones pautadas por los ruidos del obturador, los chicos y el artista Xerxez Díaz Loya fueron recorriendo salas dedicadas al arte, hasta que terminaron la visita.