Y es que expresó que la mayoría de los vehículos son estacionados en la vía pública, ya que son demasiado grandes y los operadores no tienen dónde guardarlos.
“Esto provoca que cuando los choferes inician su jornada laboral se dan cuenta que alguien les ponchó una llanta y en lo que la llevan a parchar o van por una refacción, si es que no tiene arreglo, ya se les pasaron entre dos y tres horas”, señaló.
Indicó que cuando las llantas son parchadas el costo es de alrededor de 300 pesos y cuando no el permisionario tiene que comprar otro neumático y el gasto es de alrededor de seis mil pesos.
Asimismo, comentó que para no retrasar la prestación del servicio adelantan la salida de las unidades de modo tal que los huecos quedan cubiertos y cuando las unidades ya han sido reparadas, son enroladas nuevamente para que empiecen a dar servicio.
Refirió que otra causa por la que se retrasa el arribo de las unidades a su respectiva base, es porque se les baja la batería y la mayoría de las veces tienen que ser cambiadas.