Al respecto, señaló que los créditos no bancarios más comunes pueden ser los de las tiendas departamentales o las de autoservicio; en ambos casos, apunta la Condusef, implican la emisión de un plástico que se presenta a la hora de realizar la compra. Así mismo, existen los créditos prendarios como los de las casas de empeño o más recientemente los microcréditos, otorgados por microfinancieras.
Asimismo, advirtió que hay instituciones que brindan créditos hipotecarios o automotrices y que -al no captar recursos del público- no hacen banca, sino que sólo se dedican a colocar y recuperar el financiamiento otorgado.
En el caso de las hipotecarias y los financiamientos automotrices, “hay que revisar cuidadosamente las condiciones contratadas (intereses y penalizaciones o beneficios por pagos adelantados, por ejemplo)”. El pago oportuno y la adecuada planeación permitirá a la persona que tiene un crédito estar más tranquila y estar preparada para hacer frente a los imponderables.
Por su parte, distinguió que los créditos prendarios son aquellos que se respaldan con una garantía, “en prenda” del dinero recibido. Este tipo de crédito es muy común en los segmentos más necesitados de la población y, sin embargo, no necesariamente resulta de los más baratos; no obstante, y al no ser sujetos de crédito para la banca institucional, en ocasiones son la única opción para algunos demandantes de crédito y/o deudores.
En cuanto a los microcréditos, también son una opción muy focalizada. En este tipo de financiamiento se otorgan sumas relativamente pequeñas. Los intereses tampoco son los más bajos; sin embargo, al tratarse de cifras pequeñas, los montos suelen ser manejables para el usuario.
En este sentido, es que la Condusef, señala que es importante saber qué tipo de crédito se está buscando y bajo qué circunstancias se solicitará para que no haya sorpresas que deriven en un costo alto para la familia y para quien solicitó este crédito.