Sus ingresos como checador de rutas son de máximo 120 pesos diarios.
Por la contingencia sanitaria, Edgardo Báez -quien trabaja como checador de rutas- dice que para no complicar su estado de salud tuvo que resguardarse en su casa, pues desde hace años padece hipertensión.
Sin embargo, hace unas semanas regresó a su labor -que consiste en registrar el tiempo de diferencia que hay entre los operadores del transporte público- porque necesita mayores ingresos económicos para solventar los gastos en su casa.
Entrevistado en la calle Galeana del Centro de Cuernavaca, contó que mientras estuvo en confinamiento aprovechó para vender frutas y verduras en su domicilio porque, aunque tenía un poco de dinero ahorrado, sabía que en algún momento se acabaría.
Regresó a su trabajo como checador voluntario de rutas, pero sigue vendiendo verduras en su casa, ya que sus ingresos en el sector del transporte apenas son de entre cien y ciento veinte pesos diarios.
“Por la pandemia tuve que dejar de trabajar porque soy hipertenso y también he sufrido para encontrar mis medicamentos desde hace seis meses. Yo tenía ahorros, por eso me fui, pero cuando se acabaron tuve que salir. Ahorita vemos que tampoco hay gente y nosotros dependemos de los pesos que nos den los operadores, por eso sigo vendiendo verduras y algo de fruta”.
Además, señaló que trabaja como sonidero en fiestas familiares, pero los contratos también han disminuido por la emergencia sanitaria y a la fecha le han cancelado16 eventos que ya estaban apartados con la mitad del costo pagado, pero tuvo que devolver el dinero.