Lo he dicho: en México no existe la crítica literaria y prácticamente son nulos los críticos en acción. Sería bueno que hubiera revistas especializadas, mejor si tuvieran un enfoque comercial, no solo intelectualoide. Ayudaría bastante a la industria editorial mexicana, fomentaría una mejor práctica editorial, ya que, sin importar quién publicara un libro, con una buena crítica podría venderse mejor. Pero, bueno, dios no cumple caprichos ni endereza jorobados.
Entonces, ¿quién critica a los escritores? Porque la crítica es saludable, necesaria, benéfica. Yo opino que quienes ejercen la crítica en México son los lectores, quienes hacen que la maquinaria librística se mueva cada día. Ellos compran, van a las ferias, recomiendan, revenden, regalan, los piden, los reparan, los comparten y hasta los leen.
En México, la medida de la literatura la pone el lector, la lectora. Ellos confrontan al escritor con sus comentarios en páginas web, en redes sociales, en reseñas, en pláticas, de boca en boca. El lector es quien le da un mayor valor al libro, podemos decir un valor real, más allá del que tenga de origen o el que propone el editor.
Cierto que hay modas y a veces el lector se deja llevar por llamaradas de petate y compra sagas de lo más extrañas, pero luego vuelve a la prudencia y busca libros con la calidad que anhela, las historias que le conmueven, la sensibilidad que necesita para vivir una buena experiencia.
Pero… hay otros personajes que ejercen la seudo crítica literaria en el país. A continuación los enlisto, los analizo y los critico:
Personas que ejercen la crítica literaria en México sin tener mucha idea de lo que hacen
Académicos: Quienes por lo general tienen una visión no literaria del arte por escrito e imponen criterios teóricos salidos de la hermenéutica, la historiografía, la semiótica o la lógica. Casi nadie lee sus comentarios, que se publican en medios difíciles de conseguir.
Maestros: En su calidad de docentes, su trabajo es ser lectores afinados en favor de sus alumnos, en eso su labor es sublime, pero no son los más atinados comentaristas literarios.
Intelectuales: Su visión es la del mesías que les dice a sus seguidores lo que está bien o mal, lo que deben o no leer, más cercano al juicio moral del ungido que a la crítica objetiva. Muchos los leen, pero pocos les entienden.
Periodistas: Su trabajo es dar cuenta de la realidad, no opinar sobre la calidad literaria de un libro. Son buenos cubriendo eventos, hablando de hechos, pero cuando se ponen a comentar libros suelen ser superficiales.
Bibliotecarios: Esto es otra cosa, su opinión me parece valiosa y respetable… aunque no es, ni de lejos, crítica literaria. La mayoría son honestos y prudentes. Tienen mi admiración.
Funcionarios: En especial los que se dedican a la burocracia literaria y que cuentan con una carrera trunca o sueños frustrados en la escritura. Con sus “críticas” más bien pretenden obtener un estatus social. Los menos peores intentan establecer una línea editorial sin éxito.
Otros escritores: Siempre que veo a un escritor hacer la crítica de otro, en especial de sus contemporáneos, me pregunto: ¿de verdad es necesario el canibalismo literario? Como autor, me interesa mi propia obra y los lectores que pueda tener, no la obra de otras personas que con su respectivo esfuerzo buscan algo similar.
Editores: Aquí hay mucha confusión: la labor de un editor no es calificar un texto, enaltecerlo ni denigrarlo, sino presentarlo de la mejor manera y encontrarle un público. Lo demás son charlatanerías. Lo más adecuado es que un editor publique libros, ni críticas.
Las mamás de los escritores: Ellas siempre tienen la razón y sus bendiciones son súper buenos escribiendo.
Libreros: Lo mismo que los bibliotecarios.
Políticos: Obvio que ellos nunca hacen crítica literaria, solo se avientan chistoretes de vez en cuando.
Ojalá en algún momento exista una buena crítica literaria, más allá de las pobres reseñas o los comentarios pagados o las listas de “los mejores libros del año”, que si bien no son malos, tienen poco impacto en los lectores.
O quizás lo más prudente sería hacer un buen medio para la crítica, quién sabe.