Hace seis meses Ricardo suspendió sus estudios de licenciatura en Administración y Gestión Empresarial para buscar un empleo y apoyar con los gastos a su mamá, quien perdió su trabajo a consecuencia de la emergencia sanitaria.
Ricardo cursaba el quinto semestre de la licenciatura y afirma que piensa retomar sus clases a mediados de este año, porque en un futuro quiere tener un negocio propio.
Cuando a su mamá la despidieron, dice, lo primero que pensó fue en buscar un trabajo para apoyar con los gastos en la casa y hace seis meses encontró empleo en una empresa en el área de servicio telefónico, donde actualmente labora en un horario de ocho de la mañana a tres de la tarde.
Para generar ingresos extras, hace dos meses se registró como repartidor de comida en la plataforma de Didi y Uber Eats. El salario que recibe de sus dos empleos le permite aportar mil pesos cada semana en la casa de su mamá.
Como repartidor de comida hay días en los que le va bien y sus ingresos pueden ser de hasta 300 pesos, sin embargo, en ocasiones con mucho esfuerzo reúne entre 50 y cien pesos, porque para evitar ser víctima de un asalto rechaza servicios a colonias peligrosas, como la Lagunilla, Alta Vista y Antonio Barona en Cuernavaca.
“Hay que estar alertas, principalmente, en la noche porque mucha gente asalta por necesidad. Por eso cuando recibo servicios de personas que viven en colonias peligrosas los cancelo por cuestiones de seguridad”.