Lo que en verdad somos como sociedad no está dentro de nosotros, sino en la calle, con los que convivimos, a los que abrazamos o agredimos; con los que queremos estar y de quienes nos alejamos.
Lo que en realidad somos no está en lo que decimos, sino en lo que hacemos fuera de nosotros, con nuestros vecinos, con nuestros familiares, con nuestros detractores o enemigos, con los demás seres vivos y con los espacios que nos rodean y nos permiten habitar la Tierra.
Nuestras verdadera intenciones no están en los mensajes de navidad y año nuevo que enviamos, sino en la responsabilidad que asumimos y practicamos con los otros, nuestros semejantes que, como nosotros y con nosotros, comparten un espacio y hacen posible la vida gregaria.
La naturaleza insiste y nos recuerda que sólo somos invitados en este tiempo y espacio, que el peligro no sólo está en lo gigantesco o en lo monstruoso que percibimos a través de nuestros sentidos, que podemos contra todo y que somos la especie más indefensa cuando sólo pensamos en nosotros mismos.
Imágenes de los primeros cuadrantes de la ciudad de Cuernavaca, la mañana del jueves 24 de diciembre de 2020, inicio de la alerta máxima por el coronavirus, decretada por el gobierno de Morelos, México.