Fernando es taxista experimentado.
Entre el ruido de vehículos que pasan por el circuito Adolfo López Mateos resalta la voz gruesa de un hombre que desde lejos grita: “taxi, señorita, taxi” una y otra vez. Es Fernando Vergara, quien lleva más de una hora esperando clientela.
Fernando muestra su lado amable y cuando alguien se acerca de inmediato abre la puerta de su vehículo Tsuru y pregunta “¿a dónde la llevo?” pero pocos lo abordan.
Cuenta que su experiencia frente al volante es de 30 años y es la primera vez que sus ingresos económicos disminuyen más de la mitad, a consecuencia de la pandemia por el covid-19.
Por ejemplo, dice que antes de la contingencia realizaba hasta 30 servicios durante el día y hoy con mucho esfuerzo hace unos cinco.
Para enfrentar esta situación, Fernando empieza su jornada a las cuatro de la mañana porque al final del día debe entregar 250 pesos de cuenta y 300 pesos para el combustible y llevar aunque sea 100 pesos a su casa para la alimentación de su familia.
Explica que de manera personal la contingencia sanitaria le dejó como lección lo necesario que es el apoyo mutuo, el cual no ha visto en los últimos meses.
“Si creemos o no en el virus es decisión de cada uno, pero por respeto a los demás debemos protegernos, porque la enfermedad ya está y tenemos que aprender a vivir así hasta que exista la cura. También pienso que deberíamos apoyarnos más en esta contingencia, pero lamentablemente no se ha visto nada de apoyo”.