Como si alguien desde el cielo hubiera arrojado confeti, los colores dibujaban figuras geométricas diversas. Esto sucedía en lo más alto de un cerro sin casas conocido como Loma Paraíso, del ejido del Pueblo de San Antón, en Cuernavaca, Morelos.
Debajo de un gigantesco amate, cerca de diez familias preparaban las parrillas para asar carne y un enjambre de pequeños montaba las raíces del árbol como si se tratara de una monstruosa serpiente.
Las personas habían subido desde las colonias Lagunilla y Chulavista, la mayoría eran empleadas y empleados y obreros.
LAGUNILLA PAPALOTERA
Juan Carlos García Ruiz, habitante de la colonia Lagunilla, pertenece a una familia papalotera.
Comenzamos a elaborar las “palomas” o papalotes en esta época en que el clima es bueno para los papalotes porque hay aire, y además por la contingencia, como una actividad de grupo. Los hacemos entre todos y no es para venta. En nuestra familia es una atracción para nosotros los grandes y los niños, explicó.
Su familia es de 15 personas, pero cuando se juntan los primos y los demás, llegan a ser 30 miembros que se reúnen en la casa para convivir y hacer los “barriletes”, además, los sobrinos llevan a sus amiguitos y amiguitas, de otras familias, y ayudan a hacerlos. Cuando se ponen a trabajar duro pueden juntar hasta 15 papalotes listos para llevarlos a la loma a volar.
Juan Carlos García platica que sus ancestros son fundadores de esa colonia y que sus papás aprendieron de ellos, a su vez enseñaron a sus hijos y ahora ellos enseñan a sus sobrinos y a sus hijos, pero desafortunadamente hay pocas familias que conocen esta tradición y saben hacer papalotes.
MATERIALES NECESARIOS
Cuando éramos niños nuestros abuelos nos llevaban a la loma, a recolectar la varilla seca entre los matorrales para hacer el armazón del papalote. Después sigue el diseño, antes eran muy básicos, figuras geométricas sencillas, pero ahora se pueden hacer diseño complicados, luego se compra el papel de china, el cual vamos cortando y pegando de acuerdo con la forma geométrica y el diseño; algunos lo hacen de plástico, pero a nosotros nos enseñaron que debe ser este papel porque tiene un color firme y porque pesa menos y se eleva mejor.
Los más grandes pueden medir varios metros, aquí uno de mis primos hizo uno con forma de tres cubos de un poco más de dos metros; nosotros hacemos los más sencillos que son las palomas, de cuatro lados, las avionetas y los hexágonos.
SE VUELVEN A USAR
Juan Carlos García también relata que un papalote bien hecho puede durar varias “voladas” dependiendo de qué tan bien se haga y de la fuerza del aire, que llega a romper el papel de china; cuando se rasgan se reparan con papel de china y pegamento y se vuelve a usar.
Un papalote puede alcanzar grandes alturas. Juan Carlos dijo que él ha elevado palomas que se llevan hasta cuatro carretes de hilo de 200 metros cada uno.
El hilo que se utiliza es el cáñamo, el que usan los albañiles, pero cuando el papalote es más grande se emplea un hilo más grueso.
HISTORIA
En el blog El Papalote (http://elpapalotl2d3.blogspot.com/2012/06/marco-historico.html) se reseña que en la Primera Enciclopedia "El Cielo", Cuarta Edición Editorial Grijalbo (Ermanno Libenzi y Domenico Volpi), menciona que el papalote fue inventado alrededor del año 400 antes de Cristo por el griego Arquitas. Según otros documentos, un par de siglos después lo inventó Han Sin, un general chino quien los utilizó con fines bélicos, en el año 206 de nuestra era; los movimientos y los colores de las cometas constituían mensajes que se comunicaban en la distancia entre destacamentos militares. Sin embargo, se sabe que los griegos ya los usaban hace más o menos 2,300 años, como un juego.
Fue en China y Japón en donde los papalotes realmente se perfeccionaron y desde hace muchos años existe la costumbre de hacer volar papalotes.
Los chinos los adoptaban en ceremonias de carácter simbólico y religioso; y algunos de esos papalotes eran tan grandes como para levantar a un hombre en el aire.
En México, la palabra papalote (papalotl) es de origen náhuatl y significa mariposa. Es posible que los primeros papalotes llegaran a lo que hoy es México en el siglo XVII, con la comunicación mediante el llamado Galeón del Pacífico, que era la flota para el comercio con Asia; allá la estructura se hace con rajas de bambú y la vela es de papel de arroz o de seda, y los decoran con colores aplicados a pincel.
En México los hay de muy variadas formas, por lo general, casi siempre son geométricas.
SE PIERDE
En Cuernavaca se ha ido perdiendo la tradición de hacer y volar papalotes.
Juan Carlos García relata que su familia sigue la tradición e invita a amigos a fabricar los papalotes, los más animado son los niño y niñas de su colonia, que poco a poco se han acercado para aprender a hacer cometas o palomas; lo que más les gusta es volarlos en la loma.
También dijo que estaban pensando en dar un taller en línea de elaboración de papalotes para que las familias aprendan y realicen actividades durante el confinamiento por el coronavirus.