Michoacán.- En la intersección de la calle Miguel Carrillo Ayala y avenida Revolución, conocida como “Los Escalones”, en Zitácuaro, sobre una base de aproximadamente 10 metros de altura se encuentra un avión de metal. La aeronave tiene un rótulo: “Pinocho”, y es una réplica de la creada por Miguel Carrillo Ayala.
Fue inaugurada por las autoridades municipales el 29 de marzo de 2018 para “recuperar la memoria de uno de los personajes más emblemáticos de la historia del municipio”, según las notas periodísticas de ese municipio michoacano.
La historia de Miguel Carrillo Ayala (Tuxpan, Michoacán, 6 de julio de 1908-Santa Rosalía, Baja California, 16 de junio de 1965) es por demás extraordinaria y se cuenta así de sencillo:
“Un mecánico de un pueblo encuentra en una revista donde se explica, en inglés, cómo construir un avión en casa. Él decide hacer su avión. Sus vecinos y amigos y familiares lo tildan de a loco (le apodan “Pinocho”, por mentiroso). Con la ayuda de sus amigos y una vez que vende todo lo que poseía comienza la construcción de la aeronave, hasta que un día la concluye. Nadie pensó que lo podía construir y lo construyó, nadie creyó que iba a volar, pero voló. Y de mecánico Pinocho pasó a ser piloto aviador.
La vida y obra de Miguel Carrillo la da a conocer Ubaldo Marín Marín, en La voluntad de volar (Palibro, libro electrónico, 2012), pero hay otros detalles de esta historia que están en el recuerdo de quienes lo conocieron personalmente o de los hijos o parientes de estas personas y en lo que algunos, michoacanos principalmente, han escrito; uno de estos es Servando Rueda Cázares, de oficio periodista y cronista de Zitácuaro.
Servando Rueda es autor del libro A volar Pinocho, de ediciones artesanales (2018), que cuenta una parte de la historia de este héroe local.
En entrevista, relató algunas particularidades que ha estado investigando sobre el personaje:
Miguel Carrillo Ayala, nació en la Tenencia Benedicto López del municipio de Tuxpan, actualmente corresponde al municipio de Hidalgo. De muy chico fue a Zitácuaro, entró a trabajar con un mecánico llamado Francisco Zepeda Torres y ya allí aprendió el oficio. A los 11 o 12 años ya había construido un pequeño carro con un motor de motocicleta.
Cierta vez, como a los 22 años, Miguel vio volar uno de los primeros aviones que pasó por Zitácuaro y dijo:
-Un día de estos voy a hacer un avión y lo voy a volar.
Entonces sus mismos compañeros de trabajo, que eran también aprendices o chalanes de mecánica, le respondieron:
-No, estás loco, eres un mentiroso. Eres igual que Pinocho.
De ahí viene el origen del apodo, del alias.
Miguel tenía una pequeña casa, que le dejó en herencia su padre, y la vendió para poder comenzar a armar el avión.
Todos sabemos que construyó el avión (Pientempol air camper) con un motor de una camioneta (herencia de su padre) y habían dicho que era de una Ford T, pero me han aclarado que era un Ford A, que hacía viajes con cargas en las poblaciones cercanas.
Fueron adaptando poco a poco el avión y construyendo las demás partes que necesitaban, como las alas, el tren de aterrizaje, etcétera; por cierto, como Miguel no sabía inglés se tuvo que hacer novio de una mujer a la que apodaban la Güera, quien sabia inglés y que tradujo los planos para armar el avión. (Ubaldo Marín Marín refiere que quien tradujo los planos para armar el avión fue Enrique Arce y que éstos se publicaron en la revista Popular Mechanics.)
Ubaldo en La voluntad de volar, cuenta: “Era muy llamativo cómo Miguel sacaba su avión aún sin alas y recorría la amplia avenida Revolución desde la gasolinera de su amigo Zepeda hasta la calle Hidalgo. Todos se burlaban de él y de su Pinocho, diciendo que era su propio cajón de muerto”.
En su libro, Ubaldo Marín también relata que en una visita que hizo el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río a Zitácuaro, Miguel lo abordó y le pidió ayuda para transportar su avión a una pista grande y Cárdenas aceptó y le pagó la renta de una plataforma de ferrocarril de Zitácuaro a Morelia. En el campo aéreo Manuel N. López. El avión fue tripulado por un teniente de nombre Amado Arroyo Freudenbergh, de la fuerza aérea, quien lo levantó hasta los 150 metros y le dijo a Pinocho que no sacara el aparato del campo aéreo porque encontraría una muerte segura.
Como Miguel no tenía dinero para rentar la plataforma y regresar con su avión, compró gasolina y realizó el primer vuelo a distancia de Morelia a Maravatío y de ahí a Zitácuaro, siguiendo las vías del ferrocarril porque no tenía un mapa aéreo. Esto ocurrió en febrero de 1936.
Servando Rueda Cázares acota que Amado Arroyo le apodaban el Gato y que era muy diestro para volar: sólo le dio unas cuantas lecciones a Miguel y con eso pudo llegar a la pista de Zitácuaro que iba de la Antigua Parroquia vieja a lo que ahora es el Complejo Deportivo Salesiano: sobre la pista, el pueblo lo esperaba ansioso, quería recibirlo como un héroe; él les hacía señas para que se quitaran de allí, aunque la gente pensaba que la estaba saludando; tuvo que hacer un aterrizaje forzoso.
El cronista Servando Rueda contó que el 14 de mayo de 1936, Miguel Carrillo hizo el vuelo histórico entre Zitácuaro y la Ciudad de México, aterrizando en Balbuena. Personal del Ejército Mexicano llegó inmediatamente para saber qué hacía allí ese avión y ese piloto y luego que se aclararon las cosas Miguel fue llevado con Lázaro Cárdenas. Allí Pinocho pidió al presidente de México que le permitiera fabricar aviones en línea, a lo qué Cárdenas respondió: “No se puede, porque tenemos un tratado con Estados Unidos, el famoso tratado de Bucareli, donde no podemos hacer maquinaria pesada ni fabricar aviones”.
Cárdenas compensó a Miguel permitiendo que como la poca escolaridad que tenía, pudiera entrar a la Escuela Militar de Aviación, de donde se graduó y llegó a ser, él mismo, instructor.
Miguel Carrillo Ayala vivió en varias entidades, hasta que se estableció con su familia en Baja California, en donde falleció víctima de cáncer.
El avión Pinocho, se encuentra bajo resguardo en la actualidad en Guadalajara, Jalisco, en el Cuartel Colorado, museo del Ejército y Fuerza Aérea.
FAMILIARES DE PINOCHO CONTARÁN LA “VERDADERA” HISTORIA
En una entrevista de Luis Contreras Vázquez, publicada en El Despertar, el 20 de septiembre de 2017 (https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:PM6qP2lUBtwJ:https://www.periodicoeldespertar.com/zitacuaro/personas-lucran-con-el-nombre-de-miguel-carrillo-pinocho/+&cd=3&hl=en&ct=clnk&gl=mx), Daniel Carrillo Maya, hijo de Miguel Carrillo Ayala, lamentó que haya personas que utilizan la imagen y hazaña de su padre para lucrar, por lo que buscarán depurar la leyenda que se tiene de su padre y escribir un libro con la verdadera historia de “Pinocho”, la idea es contarle a la gente la verdadera historia de su padre:
“Hay artículos que se han escrito sobre Pinocho, son artículos con partes de la vida de él, que no tienen mucho que cuestionarse, pero hay dos libros que se escribieron y caen en algunas contradicciones y cosas que no son veraces. Nosotros no sabemos en qué se fundaron para escribir eso”.
En una nota del 9 octubre de 2017 publicado en el portal Primer Plano Web (“Exigen Familiares que se Deje de Lucrar con el Pinocho” https://primerplanoweb.com.mx/?p=16300), Daniel Carrillo Maya, hijo de Miguel Carrillo Ayala, envía una carta al entonces secretario del Ayuntamiento de Zitácuaro, Carlos Hurtado Casado, en donde le comunica que luego de una reunión con los hijos y herederos únicos de los bienes patrimoniales e históricos de El Pinocho, se llegó a las siguientes resoluciones: que no es el momento de decidir cuál será el destino y hogar definitivo del avión Pinocho, dado que la petición de posesión de la aeronave que han hecho los herederos ante el gobierno federal aún está en trámite, que la película de El Pinocho que el “círculo de cronistas de Zitácuaro” pretende hacer, no se autorizará, en tanto no se cuente con el documento escrito que contenga “la verdadera historia de la vida y hazaña de Miguel Carrillo Ayala”; entre otras decisiones.
La carta concluye con un señalamiento muy fuerte: los herederos denuncian que hay “plagiarios” que se han posesionado de la vida, imagen y legado histórico de Miguel Carrillo, como un medio y forma de lucrar. Asimismo, en casos “no menos ruines” lo han utilizado como estandarte para legitimarse en el poder.