Transcriben por primera vez al castellano los parlamentos de la Danza de los Tecuanes.
Zacatepec.- Pablo Paredes Ocampo, pitero y coordinador de Los Tecuanes de Tetelpa, reveló que está traduciendo del náhuatl al castellano los parlamentos o diálogos de la Danza de los Tecuanes de Tetelpa que él dirige.
Explicó que desde que hace más de treinta y cinco años que se formó este grupo escuchó los parlamentos que se originaron muchas décadas atrás y que habían permanecido sólo en la tradición oral, pero que con la anuencia del grupo de tecuanes que coordina decidió traducirlos al castellano y darlos a conocer al público, para que las personas, en particular las de Tetelpa, se interesen por el idioma náhuatl y que se conozca este pensamiento prehispánico, que es más antiguo y más rico que el pensamiento occidental que trajeron los españoles.
Los parlamentos son parte de la danza de Los Tecuanes de Tetelpa y en ellos hay elementos de la trilogía simbólica del pensamiento náhuatl, que supone que el ser humano está constituido por tres entidades: hombre, fiera y espíritu; una forma de concebir el mundo por los antiguos pobladores de esa zona, antes de la llegada de los españoles, dijo el músico.
Los diálogos en náhuatl han pasado de generación en generación por medio de la tradición oral y es la primera vez que, parte de ellos, se dan a conocer al público de manera escrita en un programa informático para procesar textos (Word), con su respetiva traducción al castellano.
Según Paredes Ocampo la escritura y pronunciación de estos parlamentos debe ser apegada a la variante del náhuatl de Tetelpa:
“Es importante pronunciar correctamente las palabras en náhuatl porque de lo contrario se puede decir una cosa por otra. Como todo, en la concepción prehispánica, los pasos de la danza del tecuán tienen uno o varios sentidos, y las palabras también; son especies de llaves que abren puertas o dimensiones de pensamientos, sentimientos y emociones; no es nada más moverse por moverse o hablar por hablar y hablarlo mal”, abundó el pitero y director de grupo.
La versión final será terminada en dos o tres semanas y se dará a conocer en su momento dónde y en qué soporte o plataforma se publicarán para que se pueda adquirir. Por ahora compartió un avance.
PABLO, EL NÁHUATL Y EL NAHUAL
En su domicilio en el pueblo indígena de Tetelpa, municipio de Zacatepec, Morelos, Pablo Paredes Ocampo nos concedió una entrevista previa al inicio de la traducción de los diálogos o parlamentos.
Frente a un espacio habilitado como aula en donde imparte clases gratuitas de náhuatl, nos contó que es originario de ese pueblo indígena, que es pitero y director de la Danza de Tecuanes de Tetelpa, grupo que se formó hace más de 35 años.
También nos explicó que él es nahuahablante y la variante del náhuatl que se habla en Tetelpa es la del pueblo vecino de Xoxocotla, pero con los modismos de su comunidad.
“Nosotros nos hemos apegado a la estructura, vamos a llamarle estructura, a la forma de estandarizar el idioma, pero sin separarnos de nuestra forma de hablar originalmente, que recibimos, vaya, de nuestra variante dialectal propia y del pueblo de Tetelpa. Anteriormente yo pensaba que teníamos que apegarnos a la variante dialectal de Xoxocotla, y sí, efectivamente esa es la que nosotros asumimos hace mucho tiempo, pero de acuerdo con los modismos, Tetelpa tiene su propia variante dialectal. Por ejemplo: Xiualakanikan, que significa ven aquí; y se deriva de xiuala o que vengas, y kanikan estar aquí. Pero en Tetelpa nosotros decimos sólo xiualani, que significa tranquilízate o cálmate”.
De acuerdo con Pablo Paredes, el idioma náhuatl es aglutinante, poético. Con el náhuatl no solamente dices lo que esas palabras expresan, van más allá; los parlamentos de la danza del tecuán son metafóricos y forman parte de un contexto.
“Yo he visto que muchos bailan (con) trajes lujosos y todo lo que tú quieras pero no entienden la esencia. Piensan o creen que todo es espectacularidad, porque así se les ha enseñado, que todo es baile, y es bueno porque parte de las danzas es también manifestar tus destrezas para el baile, tus habilidades, tu forma de expresarte, es muy bueno todo eso pero también se necesita saber la esencia, saber la raíz, el fundamento de lo que estás haciendo, de qué se trata. En ocasiones han preguntado qué significa esto que lo que los danzantes están bailando o diciendo y he tenido por respuesta: ‘es un tigre que se ha estado comiendo los becerros y lo vamos a matar’”.
En un sentido general, como lo entienden algunos grupos de Morelos, Guerrero, del Estado de México, de Puebla, de Veracruz, la danza del tecuán representa la cacería y captura del tecuán, que se robaba el ganado de un hacendado, quien contrató a un caporal que se encargaría de buscar a varias personas para cazarlo. Pero para nosotros, en Tetelpa, detrás de la danza, de los sones, de los trajes y de los parlamentos está la trilogía simbólica del pensamiento náhuatl.
Tecuani está formada por dos vocablos: “te”: significa alguien o a alguien; “cua”: comer, y “ni”: persona o animal que ejecuta una acción. El significado de la palabra náhuatl “tecuani” es persona o animal que come, asegura Pablo Paredes.
Para el grupo de Pablo Paredes esta danza tiene varias connotaciones: es un ritual compuesto por rituales internos. La caracterización de cada personaje, los diálogos, las acciones, los movimientos, los sones, todo tiene uno o varios sentidos.
No hay parlamentos o diálogos sin danza y no hay danza sin personajes; todo es una unidad, todo está entrelazado en la danza del tecuán.
Hay, a saber, 15 personajes. Sergio Mañón de la Rosa, director del Museo Comunitario de Tetelpa, y habitante de Tetelpa, quien ha participado en la danza, dijo que ésta tiene varios personajes: Salvadorchi, que es el terrateniente muy adinerado; Mayeso, que es el capataz o subalterno de Salvadorchi; el Tigre o Jaguar, animal de uña que ataca y devora a los animales de Salvadorchi; la Perra (representada como una dálmata), animal que acompaña al rastrero para encontrar y "torear" al tigre; Viejo rastrero (rastreador), especialista en seguir rastros de animales; Juan tirador, cazador de gran habilidad, famoso por su rifle de un tiro; Hierbero, especialista en la fabricación de cebos para carnada, tiene gran conocimiento sobre el uso de las hierbas del campo; Lancero, campesino que utiliza para diversas labores del campo una lanza; Flechero, hombre que se gana la vida cazando animales con arco y flecha; Trampero, especialista en creación de trampas; dos doctores que curan a los heridos; Venado sirve para carnada del Tigre; Zopilote, animal de carroña; el Varañado (o Envarañado, que se refiere al ermitaño que tiene el cabello largo como varas amontonadas), risueño o viejo Gervasio o ermitaño, que vive en el campo y hombre clave que puede localizar el escondite del Tigre. Y Pablo Paredes agrega a Pitero, como personaje, que es quien lleva el ritmo con su flauta (pito) y tamborcillo.
De acuerdo con Paredes Ocampo, en la danza los personajes tienen jerarquías. Por ejemplo, en la temática central de la danza habla de un patrón, de un encargado de los peones y de los peones en sí. Obviamente el patrón es el que manda, es el que habla con autoridad, el otro es el que obedece al patrón, que viene siendo Mayeso, el encargado de los peones. Muchos dicen que Mayeso no tiene significado. La palabra original es “maiso” que se refiere al encargado de los peones. En algunas ocasiones han llegado a escuchar cuando llegan a una obra de albañiles y preguntan quién es el mero maistro. En este caso no se están refiriendo a la palabra maestro, sino a maiso, que en náhuatl significa “el encargado de los peones”.
Cada personaje tiene un modo de ser y tiene una virtud. El yerbero es una persona que tiene conocimientos sobre él poder de las plantas. Algunas, como la ruda, son buenas para neutralizar; la albahaca, la jarilla, entre otras tienen cada una su poder. Esas hierbas que sirven para curar el espíritu o para alejar los malos espíritus. Ese personaje, el Yerbero, se llama Pascasio y conoce los efectos de las hierbas que potencian o que neutralizan los poderes del nahual.
En este modo de pensamiento antiguo, todo tiene una razón de ser. El ixtle era ofrendado también a los dioses. Se creía que el ixtle, como la ruda, la albahaca, entre otras, tenía poderes neutralizadores de los malos aires. Por eso en la daza del tecuán se teje una trampa con la fibra de ixtle y también hacen una reata. El hierbero conoce los poderes de estos elementos y los usa para atrapar al tecuán.
Uno de los personajes centrales de la danza es el Viejo Gervasio o el Varañado o Envarañado o ermitaño. Él vive en el monte, por eso es que anda todo desaliñado, por eso se ve muy barbudo, muy greñudo; es una persona que está completamente conectada con la naturaleza, conoce todo los secretos de la naturaleza, tanto así que el bastón está vivo, todo el tiempo lo trae en la mano y todo el tiempo camina con el bastón pegado a la tierra. Por eso es que los carrizos que vemos arriba del bastón, en forma de camita, son retoños del mismo bastón, y las iguanitas que vemos pegadas son animales que viven ahí en el carrizo.
Entonces es una persona, pero también es un animal, y también es una planta y también es una piedra.
Uno de los momentos más significativos ocurre cuando se enfrentan el felino y el viejo. Éste le pide al caporal que lo deje solo con la bestia. El viejo ermitaño vence a la bestia porque la conoce, sabe que éste no es sólo un animal, sabe que alguien lo está dominando para que vaya a cazar y a robar el ganado, conoce quién es el que está dominando al animal; entonces, por medio de algunos pases, lo vence, es decir, expulsa a la entidad que poseía a la bestia y la bestia ahora sí queda sin protección para que pueda ser atrapada y cazada.
¿Quién era el nahual que se había metido en la bestia? El propio viejo ermitaño. Por eso nadie podía capturar a la bestia porque no era sólo un animal, estaba poseído.
En la antigüedad se hablaba de nahualismo, es decir, de personas que tenían la capacidad de convertirse en animales o de meterse en los animales o en las plantas o en las cosas. Como el Viejo Gervasio.
La pregunta es ésta: ¿es posible que con toda esta connotación de los personajes, de los diálogos o parlamentos se pueda seguir diciendo y pensando que la danza del tecuán sólo consiste en la cacería de un tigre?
La respuesta es no.
LOS PARLAMENTOS O DIÁLOGOS
Los inicios de la transcripción de estos parlamentos comenzaron los días 20 y 29 de marzo de 2020 en Tetelpa, con la ayuda de la reportera Yesenia Daniel, quien reprodujo en una laptop los diálogos y su correspondiente significado en español dictados por Pablo Paredes Ocampo.
Según Pablo Paredes, la danza consta de 12 diálogos y siete sones, e inicia con un son llamado el “amarre”.
El día 5 de noviembre de cada año hay una reunión de danzantes, denominada “Día de la formación”, en donde cada uno se presenta (se “forma”) y se selecciona qué papel representará. Después se efectúa una oración de consagración para agradecer por la oportunidad de volverse a “formar” para participar en la danza.
En seguida se da el “Primer amarre”. El pitero inicia con tres series de dos golpes, y luego siete golpes continuos, en el octavo golpe entra la flauta y así se continúa con el son, hasta completar cinco sones, en donde los danzantes realizan “amarres”, “corral” y cambios.
En el quinto son se realiza el “Son del corral grande”, que es una formación de los danzantes en un círculo grande.
En seguida cesa la música, los danzantes forman dos líneas y Salvadorchi da el grito de inicio, con lo cual comienzan los parlamentos o diálogos:
-“Xihua, xihua, viejos huehuestiquis que yen pahues tigre”
Vamos, vamos compañeros viejos, que ya empezó a hacer daño el tigre.
Y todos le contestan:
-“Quema Salvadorchi”
Sí Salvadorchi, o de acuerdo o sí.
En seguida, el pitero comienza a tocar el son del Rastrero, con el cual éste comienza a buscar el rastro del tigre.
El rastrero se hace acompañar de sus perras y durante su búsqueda se encuentra con Juan Tirador, quien también va a acompañado por sus perras, y le dice:
-“Tlin tiqui nequi Juan Tirador”
¿Qué quieres Juan Tirador?
Y Juan Tirador contesta:
-“Que axcan mi compañero, shi qui tati Don Gervacio”
Ahora qué, mi compañero; buscando a Don Gervacio.
Y entonces salen los dos, cada uno por su lado, en la primera búsqueda del tigre.
En esta primera búsqueda, el tigre se les escapa. Entonces los personajes sueltan a un venado de carnada.
Momentos después, El Trastero y Juan Tirador observan a lo lejos un círculo de zopilotes en el aire, que señala el sitio donde el tigre está comiendo al venado que mató. Los dos buscan al tigre donde los zopilotes lo refieren, pero no logran atrapar a tigre y se les vuelve a escapar.
Entonces, con un son de avance de fondo, tocado por el pitero, Salvadorchi ordena a Mayeso que se encargue personalmente de matar al tigre:
-¡Mayeso!
Y Mayeso contesta:
-“Tlinti quinequi, Salvadorchi”
Qué quieres, Salvadorchi?
Salvadorchi se dirige a Mayeso:
-“Que de mi tierra son de melani, buen Mayeso”
Que de mi tierra eres de verdad buen Mayeso; algo así como “tú eres el bueno de aquí, Mayeso”.
Y Mayeso le responde:
-“De melani bueno”
De verdad bueno.
Y Salvadorchi le dice:
-“Que niguin zapan peñas pamvarañales, pan zacatales, pan peñascales hasta pan vereda, ya ni tlamia se rastro para tlamayauas tigre”
Que por aquí por las peñas, por los zacatales, por las veredas, ya se terminó un rastro para encontrar al tigre’.