En la colonia Villa Santiago del poblado de Ahuatepec, hace cuatro meses, tres madres de familia fundaron una micro empresa de impresión personalizada de artículos como tazas, playeras, gorras, lapiceros, cubrebocas, etcétera.
La solución de un problema doméstico llevó a estas mujeres a tener la posibilidad de exportar su mercancía a mercados internacionales como el asiático.
Las tres tienen hijos pequeños, necesitaban laborar pero no les daban empleo porque no podían llevar a sus niños al trabajo, así que fundaron un pequeño negocio llamado Changuitos.
Diana Karen Salas, socia, relató que hace más de un mes su hija empezó con una tos:
“Hablé con el ingeniero Eduardo y le comenté que si me podía facilitar unos cubrebocas de la tienda Changuitos. A mi hija no le gustan los que venden en las farmacias, además de que la pelusita le causa alergia y empieza a estornudar. Le fabricamos uno con el diseño que ella eligió y lo llevó a la escuela. En el colegio los compañeritos de mi niña comenzaron a pedir cubrebocas como los de ella y le hice a varios niños los cubrebocas con dibujitos: a los pequeños en general no les gusta ponerse cubrebocas, pero las cosas cambian si van con dibujitos. La directora de la escuela nos avisó que había un pequeño contagio de influenza, que a los niños que se presentaran con gripa, con tos, con temperatura, no los dejaría pasar, pero muchas mamás seguían dejando a los pequeños en la escuela y los demás pequeños se contagiaban, ante esto le pedí que me donarán varios cubrebocas para los niños y me dieron veinte. Así, niño que se presentaba con tos, recibía de la maestra un cubrebocas. Hicimos de Pikachu, de Harley Quinn, de sonrisa de Guasón, y son los que tiene la directora.
Itzel Treviño, socia, explicó que el proyecto de los cubrebocas no empezó con el tema del coronavirus ni nada parecido:
“Nosotras ya hacíamos tapabocas personalizados desde que comenzamos en el negocio, pero el aumento de enfermedades respiratorias en los niños y el uso de cubrebocas, bordados, decorados con motivos infantiles, bonitos, reutilizables para los pequeños nos dio mucha promoción, pero no somos oportunistas como nos han dicho algunos periodistas”.
Karina Sedano, otra de las socias, dijo que en los últimos días los pedidos de estos cubrebocas se han extendido a otros municipios como Xochitepec, Tepoztlán y parte de Cuernavaca.
“También tenemos pedidos de Jalisco, Puebla, Veracruz, y Guerrero, de la Ciudad de México, en donde estamos negociando pedidos para Chile y para Argentina. En el Estado de México una empresa nos contactó para encargarnos cinco millones de piezas para China”, explicó Karina.
De acuerdo con las socias, el proceso de la factura de estos artículos empieza desde el taller, en donde personas de la tercera edad trabajan en los cortes y costura. Se hace el cubrebocas con la forma tradicional, en color blanco y en los colores que nos pidan. De ahí pasa al proceso de la sublimación, que es en una plancha que llega hasta los 220 grados y ahí se crea la imagen. “Es la tinta ya fundida en la tela, ya no se borra por más que tú lo laves, el diseño ya nunca más se va a borrar; también tenemos cubrebocas bordados con diferentes figuras y diseños que se crean en el mismo lugar en el que cortamos y costuramos los tapabocas”.
“Nuestros tapabocas se diferencian de los que venden en las farmacias porque éstos son desechables y los de Changuitos tienen color, son resistentes y reutilizables”, además del diseño impreso o bordado que les pidan.
En la actualidad la empresa cuenta con diez personas. Todas son mujeres y todas madres de familia.