Sociedad
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La historia de Job

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Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin indolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre sin ninguno de sus defectos.

LORD BYRON

(Epitafio para un perro)

 

Xoxocotla. El animal era una verruga de sufrimiento: la sarna le había invadido todo el cuerpo y andaba, como muchísimos más, sueltos, atravesando como zombi por la carretera Alpuyeca-Jojutla, esperando que algún piadoso conductor de un tráiler lo atropellara para “ahorrarle sufrimiento al pobre perro”.

Igual que los grupitos de alcohólicos que se juntan en la banqueta del Oxxo del crucero a Tequesquitengo, los perros enfermos de la calle (o de dueños irresponsables, corregirían los animalistas) se unen en manadas y buscan comida y la consiguen en la basura que la gente arroja en los lugares baldíos o en las esquinas de la calle sucias y polvosas.

El hambre y la necesidad de un techo o la suerte o quién sabe qué llevó al esquelético animal a las inmediaciones de la Escuela Secundaria Técnica número 19, donde dos trabajadores -Yesenia Daniel Ménez, administrativo- y Benjamín Guerrero Lara, profesor de artes visuales- observaron al perro a punto de morir e intentaron darle auxilio.


“Pobre perro”

Del “pobre perro” pasaron a la acción:

“Llegó un día hasta que el profe Benjamín me dijo ‘pues hay que hacer algo’ y yo le dije que sí, buscamos un veterinario de Xoxocotla y vino como por el 15 de diciembre, esa fue la primera vez que el perro recibió atención médica. El veterinario se puso guantes, puso una báscula en el piso y su maletín, agarró al perro que ni esfuerzo hizo por zafarse porque era prácticamente huesos, y lo pesó: 13 kilos aproximadamente. Nos dijo que estaba mal, de por sí a simple vista se veía que estaba mal, que la sarna es un ácaro en la piel que les hace mucho daño, que había dos o tres posibilidades de atenderle la sarna, la primera era darle un baño y aplicarle una crema, pero lo vimos difícil porque estamos en una escuela y sería difícil bañarlo y estarle aplicando el tratamiento, la otra opción era un tratamiento con un medicamento que el veterinario no tenía, y la que escogimos, que fue la aplicación de una vacuna que le ayudaría a mejorar su piel. Al día siguiente de que le aplicaron la vacuna nos iríamos de vacaciones de fin de año; muchos compañeros maestros y niños vieron que un veterinario vino a ver al perro, pero creí que sería necesario ponerle un letrero:

“Estoy en tratamiento, no me maltrates, quiero vivir”, le puse, porque su aspecto era muy triste y porque no sabíamos si viviría hasta que regresáramos de vacaciones”.

Los directivos, administrativos, niños y maestros regresaron de vacaciones dos semanas después. Yesenia y Benjamín buscaron al perro; éste había sobrevivido, su salud había mejorado: de una piel que se le caía a pedazos, ahora se veía más o menos sana. Seguía en los huesos, por lo que le llevaron croquetas y todos los días lo alimentaban.

Todos suponían que el perro era mudo, así lo conocieron, silencioso; pero uno de esos días que le llevan de comer ocurrió un milagro: ¡el perro ladró!

“El miércoles 30 de enero vino por segunda vez el veterinario para ponerle una segunda inyección y terminar el tratamiento. Esta vez el veterinario pidió un mecate para amarrarle el hocico porque el perro ya respondía a su entorno, también empezaba a defenderse de los otros perros. Pesó pasados de los 14 kilos, casi 14 y medio”.


Job

Job perro (que es el nombre que lo puso Yesenia porque le recordó al personaje bíblico Job, al que Dios mandó desgracias, y enfermedades en su cuerpo para probar al Diablo que la fe de ese hombre era muy grande) ya no es un foco de infección ni un muerto en vida, anda por toda la escuela (como varios perros que han tomado la secundaria por su casa). Ahora ya no da asco ni sufre las corretizas de los chamacos ni lo echan a pedradas.

El maestro Benjamín Guerrero Lara dijo que no ayudaron a Job para presumir, sino porque es un ser vivo que sufría: “me daba lástima y vergüenza de mí, como persona de no hacer nada por él; yo tengo perros y los cuido, pero éste estaba totalmente abandonado, mal, no podía ni siquiera competir con los otros por comida”.

Explicó que junto con Yesenia asumieron la responsabilidad de cuidar al perro y ahora que están viendo los resultados se sienten bien consigo mismos.


Reacción en cadena

Las fotografías de Job perro publicadas en Facebook han sido compartidas muchas veces y han llegado a los ojos y al corazón de varias personas que quieren ayudarlo: unos chicos universitarios ofrecieron construir una casita de perro; una fotoperiodista ofreció pagar parte de las medicinas y comidas.

El caso también llegó a oídos de personas que protegen animales, quienes ofrecieron pláticas de sensibilización a los maestros y a los chicos de la escuela que adoptó al perro. Incluso se habló de una campaña de esterilización perruna.

Juan Carlos Chávez García, director de la secundaria, felicitó a los profesores que atendieron a Job y dijo que fue una iniciativa individual. A partir de este hecho se han pensado construir un albergue a los perritos que hay en la secundaria y fomentar entre los alumnos el cuidado de estos animales para que lo repliquen en sus casas.

También han pensado en responsabilizarse del cuidado y alimentación de los perros para emplearlos como vigilancia del plantel.

“Los perros callejeros acá en Xoxocotla son un problema grave por los focos de infección que generan entre los propios animales y con las personas”, expuso.

Sobre el ofrecimiento de asociaciones protectoras de animales de acudir a dar pláticas sobre cuidados animales, dijo que el plantel tiene las puertas abiertas para estas iniciativas y que apoyarán al cien por ciento estas acciones:

“Una comunidad, como Xoxocotla, si queremos cambiar el ambiente, la convivencia, la cohesión social, inhibir la delincuencia, tenemos que empezar por la gente que es más fácil de moldear, que son los niños y los adolescentes, estos están en un proceso en el que están adquiriendo una personalidad, si le damos valores que puedan generar un ambiente sano ellos crearan ambientes sanos en donde vivan y convivan. Nosotros estamos dispuestos a colaborar en todo lo que contribuya a formar a los adolescentes, bienvenida cualquier iniciativa que ayude a eso”, concluyó.

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Máximo Cerdio

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