Cuautla.- Jesús Daniel Linares Morán, hijo de la reportera Rosa Eugenia Linares Morán, conocida como “Rosi Linares”, fue nombrado “Soldado por un día”.

Junto con Jesús Daniel, el general de Brigada Diplomado de Estado Mayor Armando Gómez Mendoza, comandante de la 24ava Zona Militar, nombró a los niños Fátima González López y Jersen Mateo García Cruz.

Armando Gómez explicó que con este evento, segundo en Morelos porque el primero se realizó en Cuernavaca, el Ejército reconoce el esfuerzo que hacen los niños que están esforzándose por salir de su enfermedad.

Fátima González López es una niña con trisomía 21 y Jersen Mateo García Cruz tiene cáncer.

Jesús Daniel Linares Morán tiene parálisis cerebral infantil irreversible, alopecia y de epilepsia pasó a síndrome de Lennox-Gastaut, que es epilepsia sin control, que es lo más grave.

La ceremonia se realizó en el Quinto Regimiento Mecanizado, con sede en Cuautla. A los niños se les vistió con uniforme militar, se les dio un obsequio y se les invitó, junto con sus familias, a desayunar; además, hubo un recorrido por las instalaciones del cuartel.

Rosi Linares dio gracias por el honor que significa para su hijo y para ella ser “soldado por un día” y dijo que la lucha de Jesús Daniel es así, de cada 24 horas: a los siete días de nacido le dijeron que si pasaba las 72 horas quizá viviría, pero que no le daban mucha esperanza de vida porque el niño tenía epilepsia:

“Afortunadamente pasó las 72 horas y hace poco cumplió seis años de edad. Todos los días me levanto a ver si el niño está bien, si respira. Lo baño, lo cambio, lo alimento y nos vamos a trabajar. También lo llevo a sus terapias aquí en Morelos y en la Ciudad de México”.

Como lo ha dicho para distintos medios nacionales e internacionales, la reportera Rosi considera que Jesús Daniel es una bendición: la ha enseñado a valorar la vida, a amar la vida, los instantes, el día a día, porque sólo a eso puede llegar la promesa de vida del pequeño.

El niño sólo dice “mamá”, pero se comunica de una manera eficiente con Rosi: señala lo que quiere y no quiere, se mueve, hace gestos, desde una silla adaptada que su madre lleva en los hombros; y ella lo entiende, platica con él, le habla.