En Tetela del Volcán, Morelos, los muertos regresan a la vida por unas horas para convivir con sus seres queridos que siguen en esta tierra, pero no, no se trata de zombies, sino de los tradicionales huehuenches.
Desde hace más de 100 años, cada 1 de noviembre los espíritus de cientos de difuntos regresan del más allá para convivir con sus familiares y amigos.
En punto de las 12 horas, hombres, mujeres, niños y niñas habitantes de Tetela del Volcán, municipio ubicado en las faldas del Popocatépetl, reciben en el panteón de San Jerónimo a las almas de los muertos, las cuales durante algunas horas “ocupan” el cuerpo de los vivos para bailar al ritmo de Acapulco Tropical.
Se trata de la Huehuenchada, una celebración centenaria que los habitantes de Tetela del Volcán mantienen con vida alejada de costumbres extranjeras.
Según la leyenda, en el panteón los espíritus entran en el cuerpo de los vivos para poder bailar por las calles del pueblo y llegar, en la noche, a sus respectivas casas y disfrutar la comida y bebida colocadas en las ofrendas.
“Nosotros materializamos a nuestros fallecidos, por eso tenemos que hacerlo con mucho respeto, a nuestros abuelitos, a nuestros papás, a nuestros hermanos… Nos disfrazamos como ellos y los caracterizamos y bailamos por el gusto que sentimos de estar nuevamente con nuestros seres queridos y para degustar lo que nos ponen en las ofrendas”, dijo Edilberto Cortés Mendoza, integrante del comité organizador de la Huehuenchada 2018.
Desde el panteón del barrio San Jerónimo, donde la esencia de los muertos se impregna en el cuerpo de los vivos, comienza el baile que recorre las principales calles de la comunidad.
Durante el recorrido suena a todo volumen la música del conjunto Acapulco Tropical.
De acuerdo con los organizadores de la Huehuenchada, en el origen de esta fiesta era música tradicional, interpretada con guitarras, la que acompañaba el recorrido.
Sin embargo, desde 1970, con la proliferación de los discos de acetato, los pobladores decidieron introducir un ritmo tropical a la celebración.
“Tratamos de ser ellos en su comportamiento, en su actitud, en su forma de vestir y podemos decir que somos ellos viniendo nuevamente a convivir con los demás. De ahí que salimos de aquí del panteón y de alguna manera se impregna la esencia de ellos en nosotros y convivimos ya con quienes nos esperan en las casas”, expresó Edilberto Cortés.
Octavio Delgadillo, habitante de ese municipio, recuerda que la tradición fue heredada por sus abuelos a sus padres y ahora él la promueve.
“Haga de cuenta que es una representación de que los muertos vienen a visitar a sus familiares y vienen contentos de ver a sus familiares, entonces vienen a bailar. Representa los muertos que toman, salen pues de sus tumbas y festejan con todos los seres de la tierra”, dijo.
Jaime Solís Reyes, vecino de la comunidad, participa cada año en la Huehuenchada.
“Esto lo traemos desde que nosotros nos acordamos, ya había huehuenches, ya lo traemos desde esa fecha, recordando a todos los fieles difuntos de año por año que se hace esta tradición”, expresó antes de comenzar a bailar.
Durante unas dos horas las principales calles de Tetela del Volcán se inundan de estos cuerpos ocupados por los espíritus de los muertos, que bailan ininterrumpidamente al ritmo de Acapulco Tropical hasta llegar a la plaza principal del pueblo ya entrada la noche.
Ahí, durante otra hora, los huehuenches continúan con la fiesta.
Julio Ortega, también vecino de la comunidad, decidió representar este año a su sargento de entrenamiento de la Marina de Estados Unidos, quien falleció hace unos años.
“A mi sargento de entrenamiento, es el que me enseñó todo lo que sé, por él soy quien soy ahorita”, aseguró.
“Estamos recorriendo las calles, trayendo las almas con nosotros para mostrarles el camino; como el recorrido termina de regreso aquí, los traemos de regreso. Los vamos a buscar, literalmente, ayudarlos a cruzar del limbo, por así decirlo”, expresó.
La familia Aguilar Galindo decidió representar este año no a un personaje, sino una escena: la del sepelio de un poblador.
“Nos organizamos en familia, damos propuestas de algo que sea original, ya que pues anteriormente ya lo estaban mezclando mucho con disfraces de Halloween. Entonces ahorita lo que buscamos es algo, escenas muy tradicionales del pueblo principalmente; entonces esta vez quisimos caracterizar todo lo que es un sepelio, que se lleva la flor regando, el sahumerio, las flores, la cera”, dijo Verónica Aguilar.
La intención es mantener separada esta tradición de fiestas de otros países, por eso en la Huehuenchada no se permite el uso de disfraces de monstruos.
“Anular todos los personajes que ya estaban enquistados en los huehuenches, hombres lobos, vampiros, momias, era ya una cantidad muy grande, muy exagerada. Ahorita podemos ver a uno que otro, pero ya son muy pocos y es gente que no ha recibido la información adecuada. Pero podemos decir que eso ya no le hace daño a nuestra tradición; estamos viviendo y sintiendo esto de una manera muy intensa; los niños, ustedes lo van a ver, viven y disfrutan esto, se apoderan del papel tan importante que es el huehuenche”, expresó Edilberto Cortés Mendoza.
Un día después de que salen del panteón y tras convivir todo un día entre los vivos, los espíritus de los muertos son regresados a sus tumbas.
Afuera del panteón de San Jerónimo nuevamente suena la música de Acapulco Tropical y así, una a una, las almas abandonan este mundo para descansar y preparar su regreso en la próxima huehuenchada de Tetela del Volcán.