Desde hace cientos de años, San Antonio de Padua ha sido el aliado de los enamorados en Europa.
La devoción a San Antonio es un culto popular que con el tiempo ha ido congregando a todo tipo de fieles en mayor o menor cantidad.
“El amor tiene una dimensión muy amplia porque el amor es la entrega de la vida, la donación de la vida en el servicio, en la ternura, en la comprensión, en la bondad, en todas esas expresiones y seguramente que el pueblo al escuchar todo esto de este gran santo, lo asoció precisamente con el amor verdadero y la gente por eso se acerca a él”, cuenta Abraham José Cruz Mejía, párroco de la Iglesia de San Antón en Cuernavaca.
La fiesta de San Antonio se celebra el 13 de junio y su fama se ha difundido por todo el orbe hispano parlante.
“También es nombrado el patrono de los matrimonios, se encomienda a él el matrimonio”, agrega el padre.
Muchas mujeres acuden cada año a esta iglesia, donde con la ayuda de un ritual le piden a San Antonio que les ponga un buen hombre en su camino.
“Es una tradición de hace muchos años, ya son 453 años que se efectúa aquí en San Antón”, asegura María del Carmen Benítez.
Como parte de la tradición, las personas que quieran pedirle el milagro a San Antonio deben obtener 13 monedas regaladas de personas cercanas, ofrendarlas al santo y poner la figura de San Antonio de cabeza.
“Se le ofrecen al Santo 13 monedas, se las traen y les consigue novio, algunas personas sí lo ponen de cabeza para conseguir al novio”, agrega María del Carmen.
“Ha de ser una especie como de castigo, no castigo con violencia, sino como una forma de decir te pongo así mientras no me concedas el favor, mientras no me concedas el milagro y efectivamente, pues son expresiones del pueblo que tienen mucho cariño. Yo nunca veo que cuando lo ponen o hablan de ponerlo de cabeza que lo hagan con una forma violenta, sino con cariño decirle te ponemos así y te vuelvo a poner de pie hasta que tú me des el milagro o lo que te estoy pidiendo”, explica el párroco.
María Guadalupe Gómez, una maestra de primaria de Cuernavaca, Morelos, acude por segunda ocasión a pedirle el milagro a San Antonio.
“No creía yo, porque como toda persona incrédula, hasta que me contaron la historia de San Antón y en el momento en que yo necesitaba y que consideré que necesitaba una persona para compartir la vida, vine y dejé las moneditas”, recuerda.
Su primera visita fue en 2008.
Ese mismo año conoció al amor de su vida.
“Vine, las dejé con fe, pidiéndole un compañero, un amor, un esposo, un novio. Y la sorpresa que me llevé en la vida fue que a los cinco meses conocí al que fue mi esposo”, recuerda.
Desafortunadamente para ella, una cirugía de corazón terminó hace tres años con la vida de su marido.
“Hoy regreso nuevamente porque fui muy feliz con mi esposo, eh, tal y como se lo pedí, así llegó un hombre muy respetuoso, muy amoroso, muy atento, de muy buen humor y todo. Desafortunadamente él tuvo que ser intervenido de corazón abierto y es una operación muy delicada, entonces pues ahí falleció”, lamenta.
La mañana del lunes, mientras escribía en el pizarrón de su salón de clases, la maestra María Guadalupe recordó una plática que sostuvo con su marido antes de su operación.
“Antes de su cirugía platicamos mucho y me dijo no te quedes sola, búscate una persona en caso de que yo no llegue a sobrevivir de la cirugía y han pasado tres años de su fallecimiento y ayer, al estar poniendo la fecha en el pizarrón dije, ‘ay, es 12, mañana San Antón’. Y con los compañeros les empecé a pedir la moneditas, les digo ‘regálame una monedita porque mañana tengo que ir a pedirle la petición nuevamente a San Antonio’ y es así como estoy aquí otorgándole mis moneditas y pidiéndole un nuevo compañero”, cuenta la maestra que nuevamente espera que este año San Antonio le haga el milagro.
Amigas de Rita González, una trabajadora del Ayuntamiento de Cuernavaca, han sido escuchadas por San Antonio.
Este año acudió a la Iglesia de San Antón, en Cuernavaca, para pedirle una pareja.
“Yo estoy aquí porque he tenido, conozco varias amigas y tengo gente que el santo les ha hecho ahora sí que el milagro, y viniendo con fe y con mucho corazón a pedir, esperando que también nos mande a un buen hombre que nos quiera, que nos respete, que vea por uno y, bueno, es la intención”, comenta.
Al igual que sus amigas, Rita consiguió las 13 monedas y las ofrendó a San Antonio.
“A estas alturas todo lo que podamos hacer es bueno y lo que yo sé es que por una amiga mía muy cercana, he visto que este santo le concedió un milagro y ella vino con mucha fe, con mucho amor y le pidió a San Antonio, trajo sus moneditas para que le hiciera ahora sí el milagro de poderle dar un hombre, un novio y bueno yo ahorita vengo a hacer lo mismo”, asegura.
Los requisitos para invocar a San Antonio son simples: se requiere armar un altar casero en un lugar tranquilo de la casa y sobre un mantel blanco colocar su imagen.
Se le ofrecen flores blancas, símbolo de la pureza de sentimientos y velas blancas. Se invoca los viernes.
La creencia popular dice que si ha pasado un tiempo prudencial sin obtener resultados, se debe poner a San Antonio de cabeza, hasta que cumpla el deseo.
“Ya puse de cabeza al santo en mi casa, le prendí un veladora y también aquí vine a dejar mis moneditas y la intención es ésa, que precisamente en el día de su festejo hay que venir con mucha fe a pedir y bueno esperando que se nos conceda y dejando las moneditas, que es parte de la tradición, y a ver si ya este año resulta”.
En medio de la fiesta patronal estas mujeres desean con devoción que el amor llegue a su vida
“Realmente hace el milagro San Antonio de Padua, realmente lo hace”, insiste la maestra de primaria.
“Vengan y sobre todo chicas pongan aquí mucha atención, las que no tengan novio o marido hay que venir aquí a conseguirlo y yo creo que la fe y el corazón pues mueven montañas”, asegura Rita.
Es sabido que San Antonio era muy devoto de la Virgen María y del Niño Jesús, por lo tanto una de las mejores promesas, para hacerle a cambio de un milagro, es rezar el Santo Rosario durante siete días.
También se le puede prometer armar en su nombre un pesebre navideño cuando llegue el momento.
Como sucede con todos los santos, si se le promete algo deberá cumplirse al pie de la letra, de lo contrario los favores del santo se trocarán en desventuras, ya que según como está escrito, si no se va a cumplir, mejor no prometer.