En el auditorio del Centro de Energía de la UNAM en Temixco, el investigador detalló: “lo que hice fue un estudio de opinión en las redes sociales (Twitter, Facebook y correo electrónico), el cual muestra que hay una influenciabilidad técnicamente de un medio (0.5), y eso es un número muy grande, ya que significa que la percepción se alimenta de la aceptación de una idea y cuando se crea la sensación de que alguien va ganando, a la mayoría de la gente le gusta ir con el ganador”.
Las encuestas privadas, dijo, que son las que se hacen para consumo interno, son más confiables que las que se publican, ya que el método de estas últimas “es más ligero y no tan sofisticado y profundo como las que se mandan hacer para basar su estrategia política y saber en qué andan bien o en qué andan mal”, opinó Mochán Backal, sobre todo en relación a las encuestas que mandan a hacer partidos políticos para medir a sus candidatos.
Asimismo, precisó que las encuestas tienen errores “y eso es algo normal ya que todo proceso de medición lo tiene, pero un buen estadístico lo que debe hacer es cuantificar el error esperado y ahí puede aumentar o disminuir el porcentaje de los resultados de entre 3 y 5 por ciento, hacia arriba o hacia abajo”.
Luis Mochán consideró que las opiniones de los encuestados se van modificando de acuerdo a como se van dando los resultados de las encuestas anteriores, lo cual genera una nueva opinión.
Destacó que hay muchas formas de hacer trampas, desde lo más burdo que consiste en alterar cifras, hasta lo más sofisticado, que es escoger a un grupo determinado de personas de las cuales ya se sabe qué van a contestar.
Citó que “por ejemplo, ha habido encuestas con resultados muy dramáticos dentro de las universidades, pero esto representa el sentir de la gente que ha estudiado, que tiene una carrera y que no necesariamente tiene que coincidir con el resultado de un sentir a nivel nacional”.
En suma, reiteró que el resultado de una encuesta puede modificar la intención del voto y la opinión de la gente, por lo que advirtió que se deben analizar las encuestas con mucho cuidado y bajo la reserva que el caso merece, ya que “hay muchos usos que se le puede dar a una encuesta, y uno de ellos es tratar de manipular la intención del voto de la gente”.