Los presidentes de todos los partidos políticos en Morelos son hoy figuras decorativas que carecen de calidad y autoridad política o moral para sancionar los procesos internos de sus agrupaciones, lo que ocasionó la pérdida de la identidad política morelense, condición que se confirma con la certeza de que las candidaturas a gobernador del PRI, PAN y PRD y las autorizaciones para construir coaliciones o alianzas se determinarán en los comités ejecutivos nacionales de todos los partidos políticos que tienen representación en la entidad.
La reforma electoral que se realizó a propuesta del entonces gobernador Jorge Carrillo Olea, en 1996, para adaptar la legislación local a la federal también modificó la fecha para la realización de las elecciones. Durante las décadas anteriores, se cumplió con aquel evento el domingo tres de marzo de cada tres años hasta 1997, cuando el PRI perdió la elección en el primer proceso ciudadanizado. El argumento para cambiar la fecha fue que sólo así se lograba concluir con la “tradición” de que al candidato a gobernador del PRI lo designaba el presidente meses antes de concluir su gestión, y al “beneficiado” le tocaba ser mandatario local durante la gestión de un presidente con el que no tenía la misma relación.
Jorge Carrillo Olea vivió ese proceso; a él lo nombró Carlos Salinas de Gortari como candidato a gobernador de Morelos; fue gobernador con Ernesto Zedillo Ponce de León, quien lo obligó a solicitar ante el Congreso del Estado de Morelos licencia, luego de que desde Los Pinos se documentó la complicidad de altos funcionarios de la Procuraduría estatal con secuestradores en mayo de 1998.
Años antes impulsó en el Congreso la modificación de la elección. Juan Salgado Brito, candidato a gobernador del PRI del 2000, asegura que el cambio de fecha fue una de las causas de mayor peso por las que perdió la elección.
A 12 años de aquella jornada, la vida política morelense enfrenta una crisis que advierte la carencia de elementos propios para enfrentar la responsabilidad de proponer a los electores un grupo de candidatos confiables para administrar un proyecto que permita remontar la crisis que vive la entidad, además de las secuelas que le afectan por los escenarios complejos en materia económica en el ámbito internacional y de gobernabilidad en lo federal.
Todas las organizaciones inician el 2012 divididas y víctimas de grupos de “especuladores electorales” que se han dado a la tarea de impulsar “candidaturas fantasmas” que se están comercializando ya al mejor postor. Al interior de los partidos emergentes operan ya grupos de “militantes, simpatizantes, representantes de las autoridades nacionales y personeros de los líderes locales” que están especulando con las obsoletas “candidaturas amarradas”, reparten los espacios para el primer lugar en la lista de regidores y en los escaños plurinominales de cada organización. Esta tradición se inició en 1997 y se consolidó en el 2000 cuando se confirmó que todos los partidos tenían la posibilidad de incluir abanderados en los Ayuntamientos y en el Congreso con votaciones colectivas mínimas.
El Partido Social Demócrata tenía como candidato a la presidencia municipal a Julio Yáñez. Su campaña de transporte público gratuito le generó a esa organización siete mil 780 votos, lo que le permitió integrar a Roberto Yáñez (padre del candidato a edil) como regidor, aunque la organización a nivel estatal obtuvo 26 mil 382 votos y no logró ingresar al Congreso ningún diputado; el candidato plurinominal fue Jesús Escamilla. El Partido Nueva Alianza logró en Cuernavaca tres mil 255 votos; en el estado, 26 mil 517 votos (135 votos más que el PSD), y logró ingresar a un diputado, Othón Sánchez Vela. El segundo lugar en aquella lista lo ocupó la actual secretaria general del SNTE-Morelos, María Eugenia Ocampo Bedolla, ex secretaria de Finanzas de esa organización. En esa misma elección se anularon 27 mil 984 sufragios, mil 500 más que los que obtuvieron el PSD y el Panal; en Cuernavaca fueron siete mil 780 los nulos. En una elección en la que en Morelos se emitieron 664 mil de un millón 300 mil que integraron el padrón de 2009.
LOS ESPECULADORES ELECTORALES
Desde que se autorizó la realización de los procesos electorales bajo la conducción y organización de estructuras ciudadanizadas, se advirtió que las leyes electorales, que se aprobaron en 1996, eran insuficientes, que era indispensable su permanente actualización para que conservaran la confianza de los electores. Las revisiones que se han realizado a esas estructuras son consideradas por los especialistas como insuficientes y en ocasiones sólo han servido para partidizar los órganos encargados de la realización de las jornadas.
El Instituto Estatal Electoral no cuenta con el reconocimiento social que tenía esa estructura durante las elecciones de 1997 y del 2000, cuando se dio cumplimiento al principio de que la participación democrática es fundamentalmente un acto de confianza en y desde la sociedad. En aquellos procesos, sobre todo en el de 1997, se recuerdan resultados con diferencia de tres votos como Yautepec, o 400 como Cuernavaca, que fueron aceptados por quienes quedaron en la segunda posición.
Los procesos electorales se ciudadanizaron a consecuencia de la desconfianza ciudadana en el gobierno para organizar los procesos electorales, lo que quedó manifiesto en 1988 cuando un importante número de votantes se movilizó en diferentes ciudades para exigir que se reconociera el triunfo del candidato presidencial del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En Morelos el FDN superó por 100 mil votos al PRI. En el 2006, durante la segunda elección presidencial organizada por una autoridad ciudadana, el candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, realizó una movilización en la que lo apoyó un importante número de ciudadanos que aseguraban que él logró más sufragios que Felipe Calderón Hinojosa Candidato del PAN. En Morelos, el PRD superó con 100 mil votos al PAN en la elección presidencial; sin embargo, en las candidaturas a senadores, diputados federales y gobernador, el PAN superó la votación del PRD.
Un importante número de actores que han sido protagonistas desde el primer proceso electoral. Hay que recordar que en 1997 los presidentes de los partidos más importantes fueron por el PRI Juan Salgado Brito, por el PAN Adrián Rivera Pérez y por el PRD Julián Vences Camacho. Cada uno vivió un destino político individual. Rivera Pérez fue líder en el 2000; candidato a alcalde de Cuernavaca, en el 2003; candidato a senador, en el 2006. En todos esos procesos, logró triunfos. En el 2009, se mantuvo al margen en la organización de candidaturas y en el arranque de las campañas de su partido, el PAN quedó en segundo lugar en el estado.
Juan Salgado fue candidato a gobernador en el 2000, en el 2003 ingresó al Congreso local como diputado plurinominal, en el 2006 intentó ser candidato a gobernador y luego de que la candidata fuera Maricela Sánchez, determinó renunciar a aquella organización. Fue representante de López Obrador en el 2006 en Morelos. En 2009 observó el proceso electoral y participó en la construcción del proyecto de Andrés Manuel López Obrador. Hoy es considerado candidato a senador por la alianza de izquierda que encabeza López Obrador. Acaba de escribir sus memorias, apoyado por el ex líder perredista Julián Vences, quien luego de una gestión como diputado local, se ausentó de las actividades del PRD.
Graco Ramírez ingresó a la vida pública de Morelos, cuando se inició el movimiento ciudadano que denunció la participación de altos funcionarios del gobierno del general Jorge Carrillo Olea en actividades ilícitas (secuestros y narcotráfico). En la administración anterior, denunció a Sergio Estrada por actividades ilícitas. Desde 2006, es senador de primera minoría. Se involucró en los procesos electorales de Morelos desde 1997 cuando impulsó la candidatura de Jorge Pérez Bello a la alcaldía de Cuernavaca y en el 2000 intentó impulsar a la alcaldía de Cuernavaca a Ana Lilia Cepeda (hermana de Elena Cepeda, directora de Cultura del Distrito Federal); el PRD local impuso a Ricardo Dorantes San Martín como abanderado.
En 2003 y 2006 mantuvo influencia sobre Jorge Meseguer y Juan Ángel Flores Bustamante, actual dirigente estatal del PRD, quienes son afines a su proyecto.
Ramírez Garrido ha estado en la política desde 1971, ha sido en varias ocasiones diputado federal y es hoy integrante de la Cámara alta. Aunque casi logra dos décadas de gestión parlamentaría, en ninguna ocasión ha logrado un triunfo en las urnas en procesos electorales locales o federales, pero ha participado en el apoyo de candidatos que se distanciaron de su organización original, como fue el caso del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, quien el 20 de marzo de 2010 en Atoyac de Álvarez, previo a la alianza que construyó para ser candidato del PRD, señalo: “El próximo gobernador recibirá un estado que será todo un reto”, durante una visita. Criticó el déficit que dejará la actual administración, principalmente en educación, y calificó de incongruentes las alianzas que pretende hacer el PRD con el PAN en su afán de conseguir “el poder por el poder”.
Respecto a las alianzas, dijo que “son tan incongruentes que hasta los propios líderes morales de esos partidos, como Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox, han mostrado estar en desacuerdo con la intención”, y agregó en entrevista que son “perversos” quienes dieron a conocer la existencia de un frente de aspirantes en su contra.
En ningún instituto político en Morelos pueden asegurar el método con el cuál seleccionarán a su candidato a gobernador y menos a quien será el abanderado. Algunos integrantes de cada partido político se han dado a la tarea de iniciar “el reparto del botín de guerra” comprometiendo a cambio de apoyo a algún precandidato espacios en el Congreso local y en los Ayuntamientos, dentro del esquema de los que se consideran como seguros que en todos los partidos son el primer lugar en la lista de diputados plurinominales locales y el primer lugar en la lista de regidores.
Son espacios adonde se llega con menor votación a la que se otorga a la protesta electoral reconocida como votos nulos. En Morelos el PSD y Panal tienen menos sufragios; en el 2009, ninguna de estas organizaciones logró llegar al cuatro por ciento de la votación, en tanto que los nulos significaron el 4.21 por ciento de la votación. Dentro de las modificaciones a la legislación electoral que se han propuesto desde que se crearon las figuras ciudadanizadas, destaca la necesidad de crear una ley de partidos que entregue a los ciudadanos el libre acceso a sus determinaciones y a la vigilancia del manejo de los recursos públicos con los que funcionan. Además se ha considerado la necesidad de modificar los métodos con los cuales se otorgan los espacios plurinominales y que dan oportunidad de participación en la vida pública a las agrupaciones emergentes, que no tienen votación importante, ya que las mismas se han convertido en espacios explotados bajo esquemas de especulación electoral.
LAS ENCUESTAS DEFNITORIAS
El abuso y la falta de una adecuada legislación en torno a la importancia de la encuestas han trastocado la intención de impulsar la educación cívica y democrática en México. En 1910, se realizó una gran movilización nacional para impulsar el concepto de “sufragio efectivo”; así consignó aquella generación el reclamo en torno a la necesidad de que el resultado electoral que surgiera en las urnas correspondiera a lo expresado en las boletas electorales.
Luego del levantamiento armado, surgió el PNR y luego el PRI. Sus siete décadas de gobierno no fueron ajenas a la sospecha social de que no se respetaba el voto en las elecciones constitucionales y en las que se realizaban en otras estructuras, incluidos los conteos al interior de los sindicatos. En 1988, el nuevo gobierno se legitimó luego de rendir protesta y en 2006 lo legitimaron fuerzas políticas como el PRI que en las urnas contendieron contra éste. En ambas ocasiones, se consideraron más “razones de Estado” que el respeto al sufragio efectivo. Desde hace 24 años, las encuestas han avanzado en su influencia como documentos “legitimadores” de los resultados electorales.
El papel que han jugado las encuestas en los últimos procesos electorales advierte que su influencia será determinante en la contienda del 2012, sobre todo si se considera que en el Partido de la Revolución Democrática aceptaron que fuera éste el recurso con el cual se tomó la decisión de quien es su candidato; así Marcelo Ebrard aceptó que el abanderado sea Andrés Manuel López Obrador. Estas mismas encuestas advierten que el candidato a vencer en la constitucional es el priista Enrique Peña Nieto, y ésta es la razón fundamental por la que todos los partidos políticos han incrementado los señalamientos negativos contra el ex gobernador del Estado de México.
En Morelos, los tres partidos en condiciones de lograr mayoría de votos en la constitucional realizan su trabajo, basados en dos principios, la importancia que para su causa tiene el ánimo que entre los morelenses despierte el candidato presidencial. Priistas y perredistas aseguran que los candidatos presidenciales de cada organización cuentan con la mayor aceptación social; utilizan como soporte el resultado de la elección de 2006 los perredistas y la del 2009, los priistas; le dan a cada contienda el “valor de encuesta actualizada” y afirman que ésa es “su base electoral”.
Durante el gobierno de Vicente Fox, se publicó una encuesta que arrojó como resultado que Carlos Hank González era el político al que los mexicanos consideraban como el más famoso y con imagen de mayor eficiencia de la segunda mitad del siglo XX, y le reconocían un lugar destacado a la entonces ya esposa del Presidente, Martha Sahagún. Fue durante la etapa en la que se consideró que al igual que en otras naciones, aquí también podía darse la elección de la esposa del Presidente, ante la limitante constitucional para reelegirse.
Desde aquella ocasión, ninguna empresa o partido ha dado a conocer una encuesta en la que se advierta la disposición de los electores para participar en el proyecto de gobierno de algún candidato. Los priistas ofrecen a Peña Nieto como el “tlatoani” que puede remontar con su capacidad individual los problemas de pobreza, inseguridad y rompimiento del tejido social que enfrenta el país, lo mismo prometen los perredistas con López Obrador y los panistas aseguran que están por definir al mejor “tlatoani”, sin preguntarle a los electores que tan dispuestos están de colaborar con el próximo gobierno.
LAS ENCUESTAS LOCALES
El resultado de las encuestas en el estado de Morelos ha provocado el incremento en los enfrentamientos al interior de los partidos políticos. Destaca el divisionismo del PRI, en donde desde que se conoció el resultado de la elección de 2009, se consideró que Manuel Martínez Garrigós era un serio aspirante a la gubernatura, por lo que era indispensable modificar la Constitución para que pudiera participar. Cambiaron las condiciones legales y los priistas fueron los primeros en difundir los retos que se fueron presentando durante su gestión municipal.
El Partido Acción Nacional, desde la primera semana posterior a la elección, advirtió con su participación en el Consejo Municipal Electoral su determinación de disminuir sus posibilidades. El PRD ahí construyó su primera alianza local con el partido en el gobierno. Delegados federales panistas y funcionarios estatales se involucraron en la confrontación, concluyen el 2011 y comienzan el 2012 impulsando el rompimiento del PRI en Morelos. Los militantes del tricolor deben reconocer que han aportado su propia capacidad para que estas agresiones fructifiquen. El tricolor inicia el año enfrentado, demandando al Comité Nacional que designe un delegado especial para que determine el método y sancione la selección de candidato a gobernador y la determinación de quienes serán sus abanderados a la mayoría de los puestos de elección popular. Apoyan y descalifican encuestas y con ellas descalifican a sus correligionarios. Tienen una lista de 12 precandidatos, que complica la posibilidad de mantener la unidad que, reconocen, necesitan para no vivir una experiencia como la de Guerrero, donde un senador priista renuncia a esa organización y triunfa en la constitucional, abanderando otras siglas y otros compromisos.
El Partido Acción Nacional enfrenta una condición que heredó del PRI cuando asumió la titularidad del Poder Ejecutivo en el 2000. El presidente Ernesto Zedillo, que fue candidato “emergente” luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, dejó que el PRI eligiera por consulta abierta al abanderado presidencial. Francisco Labastida y su equipo se enfrentaron con Roberto Madrazo, y la elección dio como resultado mayores votos para el candidato panista. En Morelos, se enfrentaron Juan Salgado y Rodolfo Becerril y también la mayoría de sufragios fueron para el PAN. Hoy dos grupos al interior de ese partido impulsan a figuras distintas.
Adrián Rivera, ex presidente del PAN y senador, se considera con méritos suficientes para ser el abanderado. Alejandro Villarreal, que ha trabajado en el área de finanzas de todos los gobiernos panistas desde el municipal de 1997, es impulsado por los militantes de este partido que lo consideran una opción con mayores posibilidades de triunfo. Están los panistas locales divididos por primera vez en su historia. Quienes conocen esa agrupación aseguran que todo está ya determinado por el control que al interior de la militancia activa tiene el ex dirigente.
Este partido ha utilizado encuestas desde 1997. Hoy, luego del revés electoral del 2009, simplemente en Morelos la decisión la tomarán “aislados”, repitiendo el método que utilizaron para determinar que su candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca en el 2000 fuera José Raúl Hernández Ávila, y enviaron a Fernando Martínez Cué a la diputación federal. Según confirman los propios panistas, la determinación ya fue tomada.
En el PRD, el candidato será Graco Ramírez porque las encuestas de ese partido aseguran que es el mejor posicionado. Al interior de esa organización existen grupos que serán exigentes para permitir que el tabasqueño sea el candidato, entre los que destacan el del diputado local Fidel Demédicis, o bien los espacios que deberá otorgar a los otros partidos que a nivel nacional ya aceptaron impulsar la candidatura de López Obrador y que realizan aquí “intensas negociaciones (distribución de lugares en el Congreso y las regidurías) para otorgar su beneplácito al senador.
En cada organización se realizan encuestas para intentar descubrir cuáles son las tendencias de voto. Los especialistas señalan: “El día de la elección, se toma una fotografía de una película”; la posición que tendrán los participantes variará de acuerdo a diversos factores, entre los que destacan qué tanto pueda afectar el ánimo de los electores, lo que trascienda de lo que se consideren sus desaciertos personales y profesionales, las condiciones en las que se encuentre la organización que representan. El partido que gobierna está en desventaja porque sus errores están frescos en la memoria de los electores, así como la disposición de los votantes.
La judicialización de los temas electorales está bajo la consideración de las dirigencias nacionales de todos los partidos que participan en la elección de Morelos. El resultado que arroje y hasta dónde avance el proceso judicial entre el Ayuntamiento de Cuernavaca y la empresa regiomontana Promotora Ambiental (PASA), impacta en el ánimo de los votantes en niveles que no han sido cuantificados por los partidos políticos. Una sentencia que responsabilice al municipio impactará de forma negativa en el voto a favor del PRI; una determinación a favor de la autoridad local impactará en el PAN que fue el partido que gobernó Cuernavaca cuando se contrató a la empresa. El PRD intenta lograr simpatías electorales dando espacio a la participación de algún activista o ambientalista involucrado en ese tema y que cuente con aprobación social.
Cualquier asunto que atraiga sufragios es considerado como indispensable por los partidos políticos que con ello pretenden remontar la incertidumbre que genera la ausencia de un proyecto que pueda ser analizado, discutido, apoyado y aprobado por los electores. Para las burocracias que controlan los partidos políticos, la capacidad de analizar y decidir de los votantes es incómoda, ante la imposición de los criterios a partir de las “perspectivas de las encuestas”. “La reforma del poder, la reforma del Estado y la reforma política” no son asuntos en los que los votantes tengan ingerencia según las condiciones bajo las cuales concluyen actividades en 2011 las “grandes fuerzas políticas” en la entidad.
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ING AMADO ORIHUELA GOBERNADOR DEL ESTADO DE MORELOS 2012-2018 Compartelo!