De acuerdo con Ana Elena Badilla, asesora regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), al hablar sobre la situación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres indígenas en la región, destacó “el derecho a una vida sexual satisfactoria y segura para decidir si queremos o no tener hijos, cuántos, cuándo tenerlos y con qué frecuencia”.
Y agregó que “los países que tienen las más altas tasas de mortalidad materna, todavía hoy en día, son los que tienen una población indígena mayoritaria, lo que genera disparidades muy grandes en la región”.
Fue por ello que citó “el país que tiene la tasa de mortalidad materna más alta es Haití, que tiene 670 mujeres que mueren por estas causas, de cada 100 mil mujeres que mueren”.
Asimismo, estableció que “Chile tiene una tasa de mortalidad materna más baja; sólo 16 de cada 100 mil mujeres mueren por causas relacionadas con el parto o embarazo”.
De igual forma, Ana Elena Bobadilla explicó que en “países como Guatemala, Bolivia, Honduras, Perú o Ecuador, que presentan la mayor población indígena, son los que tienen tasas de mortalidad materna muy altas, de hasta 290 de cada 100 mil mujeres”.
Agregó que lo más grave e inaceptable “es que la mayoría de estas muertes podrían haber sido evitadas si hubiera habido un acceso adecuado a los servicios de salud; es decir, lo que se llama causas prevenibles. Muchas de esas muertes se podrían haber evitado si hubiera el acceso adecuado a los servicios de salud.
“Muchas veces los servicios sí existen, pero hay un problema muy serio que afecta particularmente a las mujeres indígenas, y que es la falta de sensibilidad cultural o la falta de una visión intercultural y de derechos humanos en los servicios de salud. Porque muchas mujeres, aunque tengan el hospital, a veces las dificultades geográficas constituyen una limitación real, pues deben de recorrer muchas horas para llegar a un centro de salud.”
Asimismo, denunció que “en otras regiones todavía prevalece la discriminación, racismo, falta de una perspectiva intercultural que permita que las mujeres se sientan cómodas y seguras para acceder a esos servicios”.
Además, un problema común para los grupos de mujeres indígenas es el hecho de que “en muchos lugares el personal no habla el idioma de la mujer y esto constituye una barrera muy importante”.
En tanto, en su intervención dominical, Margarita Gutiérrez Romero, responsable de la Comisión de Instrumentos Internacionales del Enlace Continental de Mujeres Indígenas, resaltó las múltiples discriminaciones hacia las mujeres indígenas.
En este sentido, sostuvo que “todo esto que se ha abierto a nivel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no ha sido una concesión de los estados, sino ha sido por la misma lucha organizada de los pueblos indígenas y por supuesto, en esos pueblos estamos las mujeres indígenas”.
Es por eso que llevan ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que es un sistema regional a nivel de las Américas, a solicitar una audiencia temática. “Escogimos de diferentes regiones las situaciones que íbamos a presentar ahí. Presentamos el caso de México, con lo que es la esterilización forzada, que hasta este momento está presente el relator especial, que nos pidió los casos de esa esterilización forzada; y el caso de Canadá, con la violencia jurídica donde a algunas mujeres les niegan el derecho a sus tierras cuando se casan con un hombre no indígena.”
Asimismo, sostuvo que hay comunidades donde se rechaza el nacimiento de una mujer indígena. “Desde ahí es una desventaja, además la desventaja de ser pobres, porque naces en una comunidad sin los servicios básicos necesarios, sin agua potable, ni luz; donde no hay agua, hay que caminar kilómetros para conseguirla y eso también aminora la salud, porque hay mala alimentación y esfuerzo en exceso”, opinó.
También participó Felicitas Martínez Solano, indígena Ñu Savi, consejera de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias e Integrante de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres indígenas, quien dio a conocer el surgimiento de esta figura ante la falta de atención y petición de justicia ante instancias del ministerio público.
Rodolfo Estavenhagen, ex relator especial sobre derechos de los pueblos indígenas de la ONU, se unió a la mesa de conferencias.