El día internacional de los monumentos y sitios se celebra cada año para ser precisos el día 18 de abril de cada año desde 1983; esta celebración se dio como una iniciativa del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en asamblea plenaria en 1982, y fue aprobada por la asamblea General de la UNESCO en 1983, desde entonces se ha celebrado ininterrumpidamente. Cada año los comités internacionales de ICOMOS designan un tema específico para tomar conciencia de la vulnerabilidad del patrimonio en todo el mundo y de consolidar los trabajos de protección, preservación y conservación del patrimonio mundial; para este 2019 el tema central son los paisajes rurales, México como estado miembro no es la excepción a esta importante celebración.
Breve reflexión histórica cultural
Las civilizaciones a lo largo de la historia se han asentado sobre espacios con características particulares, dentro de estos espacios se configuran elementos naturales en relación a la geografía y los comportamientos del sistema solar, el hombre ha sido un factor de constante cambio en la transformación de ese espacio, al delimitarlo y configurar actividades inherentes al conocimiento y desarrollo tecnológico lo convierte en su territorio; en este ámbito de ideas mediante sus actividades puede llegar a transformarlo paulatinamente o bien conservarlo sin alterar los elementos propios del entorno, esto último requiere de una conciencia sumamente compleja de responsabilidad por no trastocar lo que la naturaleza otorga.
La UNESCO desde 1992 a través de la convención de patrimonio de la humanidad transformó en instrumento legal internacional el reconocimiento y la protección de los paisajes culturales (dentro de los cuales se podría considerar se inserta el paisaje rural), el comité asignado para trabajar reconocimientos de paisaje cultural en su 16ª. Reunión reconoció que los paisajes culturales representan las “Obras combinadas de la naturaleza y el hombre” designadas en el artículo 1º de la convención antes mencionada.
Significado de los paisajes rurales
Nuevamente a iniciativa de ICOMOS y desprendido de la clasificación de los paisajes culturales y naturales es adoptada la clasificación por la Asamblea General de la UNESCO en 2017. Los paisajes rurales se definen como “Áreas terrestres y acuáticas coproducidas por la interacción entre los seres humanos y la naturaleza, utilizadas para la producción de alimento y otros recursos naturales renovables, a través de la agricultura, cría de animales y pastoreo, pesca y acuicultura, forestación, recolección de alimento, caza y extracción de otros recursos como la sal. Los paisajes rurales son recursos polivalentes (es decir, que tiene distintos valores y puede desempeñar varias funciones). Al mismo tiempo, todas las áreas rurales presentan significados culturales atribuidos a éstas por las personas y comunidades: todas las áreas rurales son paisajes.” Los paisajes rurales abarcan una acumulación creciente de patrimonio material e inmaterial que está en constante adaptación a las condiciones ambientales, culturales, sociales, políticas y económicas. Son la tipología más común de paisaje cultural actual.
Algunos paisajes rurales en el Estado de Morelos
Los campos o sembradíos de arroz en una franja central del territorio llevan un conocimiento implícito en el manejo de la producción de arroz con las bondades de una tierra fértil en el valle del Estado de Morelos, impresionantes son estos paisajes de producción agrícola con distintos tipos de arroz característicos.
Los sembradíos de maíz en esta región asumen el rango de herencia cultural ancestral, no solo es el intenso color verde de la planta, la conjugación entre el intenso azul del cielo le da las connotaciones especiales que en esta tierra morelense junto con sus habitantes contribuyen a crear un paisaje rural excepcional; tanto el arroz como el maíz y el sorgo forman en su conjunto un triángulo de calidad excepcional en la producción de paisajes que incentivan el flujo de visitantes para imprimir en imágenes digitales y análogas tales imágenes de ensueño.
La producción de la caña de azúcar es otro de los importantes paisajes rurales de nuestro territorio, indiscutiblemente las haciendas se conjugan como monumentos históricos, sin embargo son los extensos cañaverales los que por sus condiciones ambientales, históricas y culturales marcan una especial expresión de la herencia cultural agrícola desde la época colonial.
Los paisajes rurales no son permanentes, en su mayoría son perennes, acordes a fiestas patronales, a las actividades rituales o cotidianas propias de un pueblo y a las estaciones climatológicas y temporal de lluvias, como ejemplo tenemos a uno de los paisajes rurales más representativos que pasa de manera tangencial durante la celebración de día de muertos y que atrae un importante número de visitantes tanto nacionales como extranjeros a nuestro país. El paisaje rural se da se da en el proceso del cultivo y el florecimiento del cempasúchil, flor característica de día muertos; campos alfombrados de un intenso amarillo que se conjugan del inigualable cielo morelense, no sólo eso, la fragancia que despiden estos campos es una experiencia inolvidable, pocos perciben la antesala a esta celebración, invito a vivir la experiencia del corte de la flor, previa a la celebración de día de muertos, es decir antes del 1 y 2 de noviembre, sólo habrá que internarse entre los campos de la mayoría de pueblos que rodean al Volcán Popocatépetl.
El paisaje rural es un término o clasificación relativamente nueva, sin embargo como todo aquello que se ha distinguido como un patrimonio cultural debe manejarse con responsabilidad de manera sustentable, el ICOMOS busca en su esencia que las expresiones del patrimonio tanto material como inmaterial deban tener un manejo integral, sin trastocar ni vulnerar los espacios o territorios donde estas se dan, reconozcamos pues a los paisajes rurales en nuestro estado y busquemos preservar desde nuestro propio ámbito de acción nuestra herencia cultural.
Dr. Miguel Ángel Cuevas Olascoaga
Profesor de la Escuela de Turismo UAEM
Fotografías: Lalo Archundia y Adalberto Ríos Szalay