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¿Por qué del griego y no del náhuatl? Una mirada a la connotación indígena de los municipios de Morelos

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A lo largo de la historia de la humanidad, el lenguaje ha sido un determinante fundamental para la interacción y el desarrollo de las culturas. En su momento, civilizaciones milenarias como los griegos y bizantinos, tuvieron gran impacto en el florecimiento de las lenguas europeas. De hecho, rasgos de lenguaje y escritura de estas culturas antiguas, perduran hasta nuestros días; en la actualidad se puede afirmar que cerca del 80% de las palabras españolas tienen procedencia del griego, árabe y latín. En términos del desarrollo del lenguaje, estas civilizaciones no son consideradas únicas dado que las culturas Mesoamericanas también se distinguían y distinguen, por una estructuración compleja.

Particularmente, el fragmento de la historia en el que se da la conquista del continente Americano, provoca un choque no solo físico, sino de formas de concebir las culturas, que incluyó a los españoles por un lado y los indígenas nahuas por otro. Este momento fue el origen del remplazo de conocimientos, e incluso es considerado el primer intercambio aunque se trata más bien de un arrebato comercial a nuestro hemisferio. Además esto da lugar a un choque entre dos idiomas distintos;  sí, es este el mismo momento que representa la génesis de la estructuración de lo que conocemos como el idioma “náhuatl”.

De hecho, la profundidad y complejidad del lenguaje en nuestros grupos indígenas, radica en conjugar dos o más palabras que interpreten y describan características, contextos y componentes de un elemento. Por ejemplo, la palabra “lirio”, se escribe Xochitecatl, que viene de la conjugación Xochitl = flor, Tec= en él o sobre él y Atl= que significa agua, lo cual puede ser interpretado como “flor acuática”. Incluso, elementos actuales, que en su momento eran desconocidos, también son descritos utilizando dos o más palabras que resuman sus características. Para el caso de la palabra avión, se ocupa “Tepozt” que significa hierro, fierro o metal y “Tototl” que significa ave o pájaro, por tanto puede ser traducido como “ave o pájaro de acero”. Como este, hay infinidad de palabras y enunciados que enaltecen la lengua Náhuatl, alcanzando niveles profundos y filosóficos, equiparables a las culturas de Occidente.  De hecho, la primera interpretación del idioma que manejaban los nahuas, se parecía más a una serie de sonidos que de palabras. Incluso, cuando los españoles escuchaban hablar a los indígenas de México, notaron que solo pronunciaban las letras A,C,CH,E,H,I,L,M,N,O,P,Q,T,U,X,Y y Z, es decir, 9 letras menos que el abecedario actual.

Si bien es cierto, este suceso histórico generó la estructuración de la lengua, con la castellanización también se dio lugar a la modificación, pérdida y contaminación del lenguaje original. En la actualidad, es tanta la transculturación que la lengua originaria de las civilizaciones nahuas está en peligro de extinción, de forma que las generaciones actuales desconocen la connotación cultural de la lengua originaria e incluso hasta el significado mismo de procedencia indígena del lugar en donde viven.

Al revisar esta condición de autorreconocimiento de identidad del lugar, en el caso particular del Estado de Morelos, se puede comentar que la entidad cuenta aún con pueblos indígenas, 35 para ser específicos, donde se siguen celebrando tradiciones y costumbres, heredadas por generaciones. En este sentido, el nombre de los 33 municipios, tiene una, o varias connotaciones de origen nativo. Por ejemplo, Tepoztlán, reconocido por su pirámide, carnaval, artesanías y montañas, viene de la conjugación “Tepozt” o “Tepotz” como sugieren algunos nativos, que significa hierro, acero o fierro y “Tlan” abundancia, traducido como “lugar donde abunda el hierro”.

Jojutla reconocido por sus altas temperaturas y su gastronomía, en particular por su barbacoa, se conoce como Xoxutla y se compone de “Xoxu” que significa azul cielo y “tla” derivado de tlantli o abundancia, interpretado como “lugar donde abunda el cielo azul”; sin embargo, los residentes del lugar sugieren que la versión correcta es “Xoxoutla” que viene de “Xotla”y significa arder, lo que podría ser traducido como “lugar caliente o tierra que arde”. Por su parte, Cuernavaca, reconocida como la ciudad de la eterna primavera, viene del vocablo Cuauhnáhuac, conjugación de “Cuahuitl” árbol  y “Nahuac” junto o rodeado de, transcrito como "junto a los árboles". No obstante, algunos miembros de estos pueblos indígenas, sugieren que la interpretación original es “Kuenahuac” proveniente de “Kuemitl” que significa surco o barranca y “Nahuac” rodeado de, leído como “junto o rodeado de barrancas”.

En síntesis, la profundidad filosófica del lenguaje nahua equiparable a idiomas ancestrales, potencializa y reconfigura el valor de cada lugar, debido principalmente, a que las zonas turísticas también son resultado de la cultura que ha sido forjada durante años, facilitando que las líneas no solo sean descritas de forma coloquial, sino también de forma originaria y tradicional. El hecho de conocer el nombre indígena de algunos municipios de la entidad, hace las veces de recoger las cenizas del lenguaje originario y al mismo tiempo, reavivar el fuego del idioma náhuatl que un día era nuestro. Por tanto, cada vez que se quiera conocer la procedencia de alguna palabra o nombre de algún lugar, quizá esta no solo venga del griego, sino del náhuatl.

 

Fotografías: Adalberto Ríos Szalay e Israel Carranza.

Montes Mata Giovanni Marlon 

Estudiante

Maestría en Estudios Territoriales, Paisaje y Patrimonio UAEM

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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