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Reparten comida en pareja para evitar asaltos
Piden apoyo para que las autoridades de seguridad ordenen rondines policiacos en colonias peligrosas.
Para evitar ser víctima de un asalto, Ana Lilia -quien trabaja desde hace dos años como repartidora de comida por medio de las plataformas de Rappi y Uber Eats- todos los días sale acompañada de su pareja, Iván.
Juntos entregan pedidos de alimentos a diferentes colonias, incluso, a las catalogadas peligrosas, como Alta Vista, Lagunilla y la Carolina de Cuernavaca.
Entrevistada en el centro de Cuernavaca, Ana Lilia platica que por la situación de inseguridad trabaja acompañada de su pareja, porque no cuenta con el apoyo de la empresa y tampoco hay rondines policiacos en las colonias inseguras.
“Las plataformas nos mandan a lugares peligrosos. Por eso trabajamos juntos porque estamos expuestos a los asaltos, principalmente en la noche. Nosotros vamos a todos los lugares, sin embargo, en ocasiones evitamos ciertos lugares o vamos a dejar los pedidos pero enviamos la ubicación a los compañeros, para cuidarnos entre nosotros”.
La pareja agradeció que hasta el momento no han sufrido alguna situación de violencia, pero sí han sido víctimas de accidentes viales.
Asegura que solicitaron el apoyo de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) para que implemente rondines policiacos, luego de que algunos de sus compañeros han sido víctimas de asaltos y hasta resultaron lesionados con arma de fuego por resistirse.
En lo que se refiere al reparto aseguran que trabajan doce horas al día para tener mejores ingresos, porque cada semana deben pagar 700 pesos de renta por la motocicleta, además de que la aplicación les descuenta un porcentaje por cada servicio que prestan.
Sus ingresos como repartidor de comida disminuyeron por el cierre de negocios
Hoy realiza máximo 25 servicios, cuando antes de la pandemia eran más de 40 las entregas a domicilio.
Antes de que llegara la pandemia por el covid-19, Carlos Rivera Castro realizaba hasta 40 entregas de comida a domicilio, pero con la contingencia sanitaria los pedidos disminuyeron hasta un 50 por ciento porque dice que con la crisis económica al menos ocho negocios a los que antes daba servicio cerraron sus puertas.
Hace más de un año empezó a trabajar como repartidor de comida por medio de la aplicación de teléfono Uber Eats y al principio todo marchaba bien; sus ingresos eran superiores a los 600 pesos diarios y podía trabajar solo ocho horas, pero hoy con la contingencia tiene que trabajar desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche para poder llevar al menos 300 pesos a casa.
“Por la pandemia varios negocios cerraron y eso nos afecta mucho porque hay menos servicio. He visto que en Cuernavaca al menos ocho establecimientos, que antes de la contingencia tenían mucho servicio para llevar, hoy cerraron, y aunque cada día hay más negocios abiertos la competencia también nos quita servicios, pero… ni modo tenemos que seguir”.
Mientras espera servicios en la aplicación de Uber Eats, Carlos cuenta que por su labor ha recibido comentarios no agradables de clientes que se quejan porque la comida llegó fría, pero también hay clientes agradecidos que son comprensibles ante el clima y entienden que como repartidores también están expuestos a sufrir algún accidente.
El entrevistado refiere que en el tiempo que lleva trabajando como repartidor solo ha tenido un accidente vial, en la avenida Plan de Ayala, y aunque ese día no pudo entregar el pedido, agradece que la aplicación no lo dio de baja, como sí ha ocurrido con sus compañeros.
“Cuando el repartidor llega tarde a entregar un pedido algunos clientes se quejan y nos reportan desde la aplicación. en ocasiones la empresa de Uber no hace llamados de atención, pero si las quejas son constantes bloquea la cuenta del usuario y cuando uno llama para preguntar el motivo de la baja, solo nos dicen que incumplimos con los términos y condiciones”.