Basado en la técnica de “alambre líquido” de las telarañas, un equipo de investigadores internacionales ha creado fibras compuestas que se extienden como un sólido y se condensan como un líquido, de acuerdo con un estudio publicado recientemente por la Universidad de Oxford.
Al jalar un hilo pegajoso en la tela de una araña de jardín y luego dejarlo regresar se ve que la tela jamás decae, sino que siempre se mantiene firme, incluso cuando se estira en varias ocasiones, regresa a su longitud original.
Esto se debe a que cualquier hilo flojo de inmediato se enrolla dentro de las diminutas gotas de pegamento acuoso que cubre y rodea las fibras centrales de la espiral de captura de la telaraña, de acuerdo con el estudio que fue realizado por los investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad Pierre y Marie Curie, en París.
“Sorprendentemente, cada gota guarda suficiente liquido en su piel acuosa para enrollar pedacitos de hilo, y esta conducta es utilizada para lograr de manera excelente mantener los hilos tensos en todo momento, como podemos observar y probar en las telarañas en nuestros jardines”, dijo el profesor Fritz Vollrath de la Universidad de Oxford.
Los propiedades nuevas observadas y analizadas por los investigadores dependen de un equilibrio sutil entre la elasticidad de la fibra y la tensión de la superficie de las gotas. El equipo fue capaz de recrear esta técnica en el laboratorio mediante el uso de gotas de aceite sobre un filamento plástico.
Este sistema artificial se comportó tal como la seda natural de la araña, en el cual carretes de filamento salen y regresan dentro de las gotas de aceite como una telaraña extendida y contraída, de acuerdo con el estudio.
“Nuestros hilos híbridos inspirados biológicamente pueden ser fabricados virtualmente a partir de cualquier componente. Este nuevo conocimiento puede llevar a un amplio rango de aplicaciones, como la microfabricación de estructuras complejas, micromotores reversibles o sistemas elásticos de tensión propia”, dijo Herve Elettro, el primer autor del estudio e investigador de doctorado de la Universidad Pierre y Marie Curie.
El estudio fue publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.