La literatura oriental es considerada, en su conjunto, una de las mejores del mundo. Lo mismo por su capacidad creativa que por su calidad imaginativa, los autores de esas tierras sorprenden al lector occidental, que se ha volcado en torno a los creadores de aquellas tierras en años recientes.
Lo anterior, gracias a editoriales especializadas en la difusión de autores de esa región del planeta, tal como Satori, que se ha encargado de ofrecer al lector de lengua española un amplio catálogo de literatura japonesa.
Así pues, una de las principales virtudes de los narradores es el estilo. En sus trabajos hay formas sutilespropias del corte de las katanas: la delicadeza de las frases, de las imágenes, raya en la perfección; son precisas al grado que uno no puede dejar de sorprenderse.
Aunado a lo anterior, una constante que define a los autores orientales, particularmente a los japoneses, es la tristeza profunda que muchas veces termina por mermar tanto su condición de vivir, que optan por el suicidio.
Esta semana me permito recomendar una obra llegada de tierras niponas: Kappa (Nemont Ediciones, 1977), una novela breve escrita por Ryūnosuke Akutagawa (1892-1927).
Publicada en 1927, esta obra fascinante aborda un viaje fantástico a un mundo habitado por los «kappas» («niño de río»), unas criaturas de la mitología oriental que tienen la altura de un niño, cabeza de tortuga, aspecto de reptil bípedo y piel escamosa, verde.
Hay que mencionar que Akutagawa fue una de las mayores promesas de la literatura japonesa. Tan sólo con 35 años, el autor decidió quitarse la vida. Su carácter, profundamente intimista y de desolación, lo llevaba a aislarse.
Acaso por este motivo se decidió a escribir una obra como Kappa, un relato narrado por el «paciente número 23» de un centro psiquiátrico a través del que cuenta su historia entre esos seres mitológicos.
Tal como Alicia, el personaje llega a ese mundo fantástico al caer por un agujero cuando perseguía a un «kappa».
La vida entre esas criaturas se acerca al ideal del hombre en el sentido de la coexistencia y la libertad. Incluso los «kappa» pueden decidir nacer o no: en el momento del parto, el padre pregunta si desea salir a la vida. De ser negativa la respuesta, se realiza el aborto en el momento mismo.
El tono con el que está escrita la obra tiene un dejo de desesperanza. Akutagawa es un claro exponente de la fascinante literatura japonesa, pese a la brevedad de su obra.
En Kappa el lector encontrará a un autor original que, pese a su juventud, legó al mundo una obra lo suficientemente vasta como para adentrarse en un hombre que encontró en el mito una forma de subsistencia para estirar al máximo su estancia en este mundo.
Además de ello, esa obra le permitió lanzar una profunda crítica a la condición humana.
A través de Kappa, el autor muestra cuán desamparado puede sentirse el hombre en este mundo: he ahí un rasgo del propio Akutagawa, cuyo desasosiego terminó por llevarlo a tomar la decisión de quitarse la vida, como tantos otros autores nipones.
Ahí queda la recomendación de esta semana para acercarse a uno de los grandes escritores japoneses.