Si iba o no a haber un álbum más de The Cranberries dependía de lo que estaba en un disco duro al otro lado del mundo.
El año pasado, los miembros sobrevivientes de la banda irlandesa comenzaron a analizar grabaciones sin terminar que la cantante Dolores O'Riordan envió a Irlanda unos meses antes de morir.
Lo que tenían los intrigaba, pero esperaron con algo de ansiedad el envío del disco duro de O'Riordan desde su casa en Nueva York y pronto sintieron alivio. Su voz urgente y poderosa estaba en todas las canciones rudimentarias que no llegó a enviarles por email.
"Sencillamente fue como ganarse la lotería”, dijo Noel Hogan, guitarrista principal y coescritor de la banda. "Y eso era todo. Teníamos las canciones".
Cual regalo de despedida, O'Riordan dejó suficiente material vocal en los demos para que sus compañeros pudieran crear su octavo y último álbum, "In the End", que se lanza el viernes.
Son 11 canciones con letras que exploran inquietudes personales y el melódico y potente rock alternativo céltico de The Cranberries.
La banda insistió en que el álbum fuera de la más alta calidad o no lo lanzarían. "Antes de que entráramos al estudio, nos trazamos una meta: 'si no es lo suficientemente bueno, no lo aprobamos'", dijo el baterista Fergal Lawler.
El 15 de enero del 2018, la cantante de 46 años se ahogó accidentalmente en una bañera tras haber bebido en su cuarto de hotel en Londres. Hogan dijo que O'Riordan había dado un giro en su vida años atrás, diciendo que tenía su trastorno bipolar bajo control y estaba en una nueva relación sentimental.