En diversas religiones, especialmente en el budismo, definirían lo que le pasaba a Bill Murray en ‘Atrapado en el tiempo’con el término ‘saṃsāra’, esto es, el ciclo de muerte y renacimiento. Uno, además, entendido como una especie de purgatorio donde la persona debe mejorar su conducta para poder romper ese círculo vicioso en el que se encuentra atrapado. O, como ocurre en la novela ‘Maldito Karma’, en la que la protagonista va reencarnándose en diferentes animales en función de su acumulación de buen y mal karma, para acceder al nirvana y poder descansar en paz. Religiones aparte, este no deja de ser un recurso redentorio, uno que tiene que llevar a un personaje mezquino a convertirse en una persona mejor.
Desde réplicas como ‘Feliz día de tu muerte’ (que estrenará su segunda parte este mismo mes) hasta ingeniosas versiones libres como la serie ‘The Good Place’ (donde intercambian el renacimiento por el borrado de memoria y las buenas acciones puntúan en un marcador), los bucles temporales han instaurado todo un subgénero en el audiovisual, al que toca añadir un nuevo ejemplo: ‘Muñeca rusa’. Ahora bien, no esperéis que esta serie creada por Leslye Headland, Amy Poehler y Natasha Lyonne(también actriz protagonista) copie los hábitos de todos esos ejemplos.
Esta serie, que ya puede contarse entre las mejores de Netflix en lo que llevamos de 2019, va mucho más allá del efectismo de los viajes en el tiempo y nos regala una reflexión sobre el trauma, la herencia y las enfermedades mentales tardomodernas.