La naturaleza no es esa cosa romántica a la que le cantaban los poetas del siglo XIX, al contrario, puede ser un lugar inhóspito y terrible. Para muestra basta un botón. Una investigación reciente en Entomological Scienceestudió el comportamiento de unos insectos acuáticos que son de lo más temibles.
Se trata de chinches de agua que son capaces de devorar ranas, tortugas e incluso serpientes venenosas. Son conocidas como chinches acuáticas gigantes cuyo nombre científico es Lethocerus grandis y Lethocerus maximus.
Según Shin-ya Ohba, de la Universidad de Nagasaki (Japón), quien lleva años estudiando a estos aparentemente inofensivos insectos:
“Los insectos acuáticos gigantes (Heteroptera: Belostomatidae) son depredadores acuáticos de hábitats de agua dulce, e incluyen ca. 150 especies distribuidas en las áreas subtropicales y tropicales del mundo. Tienen sistemas de apareamiento únicos, que involucran la competencia femenina, y exhiben cuidado paternal, en donde los machos asisten a los huevos puestos por las hembras en plantas emergentes (Lethocerinae) o sobre sus espaldas (Belostomatinae)”.
Para atacar, las chinches adoptan una posición, se quedan pegadas a una planta en el agua y en cuanto pasa su presa tratan de devorarla apretando sus patas delanteras sobre ellas y luego la perforan on un probóscide –que es muy parecido a una daga–, inyectando enzimas y posiblemente toxinas (los científicos todavía no determinan sus composición), y eso es todo, la presa pasa a mejor vida.