Las nuevas evidencias, junto con los avances científicos y tecnológicos actuales confirman que el poblamiento de América se dio a partir del estrecho de Bering, durante la última era glaciar, desechando en definitiva otras teorías alternativas
El trascendente hallazgo confirma que algunos cenotes mexicanos son auténticas ‘cápsulas del tiempo’, que constituyen un valioso patrimonio, no sólo cultural, sino también científico, que permitirá seguir obteniendo valiosa información en el futuro
En días pasados fue anunciado a nivel internacional un espectacular como trascendente hallazgo, un grupo multidisciplinario de científicos de México, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Dinamarca, Francia y Noruega descubrió en uno de los cenotes1 más grandes (y poco explorados) de Yucatán un grupo de osamentas (esqueletos) con antigüedades calculadas entre los 12,000 y 15,000 años, que arrojan nueva y valiosa información sobre el origen étnico de los primeros nativos del continente americano (amerindios, también llamados paleoamericanos).
Mapa hecho por Naruya Saitou, profesor del Instituto Nacional (Japonés) de Genética. Se muestra la ruta de migración humana fuera de África.Saitou et al. dijo que la agrupación pan-mongoloide incluye australoides, amerindios y los grupos mongoloides asiáticos. Imagen tomada de Wikipedia.
Dentro del grupo de osamentas encontrado destaca en especial el correspondiente a un humano, concretamente se trata de una adolescente del sexo femenino a quienes los espeleólogos-buzos llamaron “Naia” en alusión a las Náyades, las míticas ninfas griegas guardianas de los ríos, lagos y otras formaciones de agua dulce.
Los análisis antropológico-arqueológicos de dichos restos, junto con los estudios con tecnología de punta (ingeniería genética, biología molecular, y tecnologías para datación de antigüedad de restos orgánicos actuales) confirmaron que Naia vivió en la hoy península de Yucatán hace 12,000 años.
Naia brindó a los científicos (y a los no-científicos pero interesados en el tema también) valiosa información adicional: su genoma (material genético) es prácticamente id
(y ya no queda ninguna duda al respecto)s asiadores de Ampondiente a una adolsecente del sexo femenino la éntico en un 99% con el de los pueblos nativos que habitaron Siberia y el este asiático durante la última era glaciar hace 20,000 años, lo que confirma de una vez y por todas la teoría más sólida sobre el origen étnico mongoloide de los pueblos ancestrales. Los primeros pobladores de América son descendientes directos de mongoloides asiáticos (y ya no queda ninguna duda al respecto).
Este valioso hallazgo (sustentado y confirmado con los más modernos avances científicos y tecnológicos actuales) embona perfectamente con otras evidencias de tipo científico acumuladas durante siglos y que sirvieron de sustento para postular la principal teoría del poblamiento de América.
Gracias a Naia hoy podemos más que afirmar y concluir -sin lugar a dudas- esa teoría: que el poblamiento de nuestro continente se dio durante la última era glaciar hace 20,000 años, y que la colonización de América se hizo desde Asia gracias al puente natural de hielo que comunicaba el punto extremo del este asiático con el punto extremo del occidente de la hoy península de Alaska: el multireferido Estrecho de Bering (o Beringia, según otras terminologías).
América fue poblada por mongoloides asiáticos, y los primeros nativos americanos (paleoamericanos) son hijos y nietos de poblaciones asentadas originalmente en la hoy región de Siberia y el este asiático. No es difícil deducir que dicho éxodo de pueblos ancestrales este-asiáticos hacia el nuevo mundo americano se hizo para buscar mejores condiciones de ecosistemas y hábitat (recordar que fue precisamente por la era glaciar, con inclemencias de clima, escasez de alimentos y un ambiente hostil por depredadores de la época compitiendo con los antiguos Homo sapiens por los recursos de supervivencia: alimentos y hábitat esencialmente).
Valiosas pruebas adicionales se suman a la confirmación del origen mongoloide y poblamiento desde Asia de los primeros americanos antiguos: a comienzos del siglo XX el biólogo austriaco Karl Landsteiner descubrió y tipificó los grupos sanguíneos humanos (A, B, AB y O, junto con el factor RH años después). Existe una correlación natural entre los diversos grupos geográficos ancestrales con su predominio de grupo sanguíneo y factor RH, el grupo sanguíneo O es abrumador en los antiguos asiáticos del este, al igual que en los americanos nativos (90-94%) lo que confirma su origen ancestral común.
Gráfico de las principales etnias amerindias (americanos nativos ancestrales) desde Norteamérica y Mesoamérica hasta la Patagonia, todos descendientes directos de mongoloides asiáticos. Imagen tomada del portal Identidad Amerindia http://identidadamerindia.blogspot.mx/2009/05/amerindio.html
Los descubrimientos en ingeniería genética de las últimas décadas han permitido el avance más espectacular en el estudio de las poblaciones ancestrales. Hoy sabemos que el análisis de distintas variedades de DNA permite correlacionar de manera altamente fidedigna y confiable tanto el origen como los movimientos poblacionales de los distintos grupos ancestrales. Hoy en día existen dos tipos específicos de DNA que han sido estudiados y correlacionados con el origen ancestral de grandes grupos poblacionales: el DNA mitocondrial (DNAmt) y el DNA asociado al cromosoma sexual Y masculino (DNAy).
El DNAmt pudo ser secuenciado y decodificado en 1981 y permite diferenciar varios subgrupos (llamados haplotipos) que son indicador fidedigno sobre la herencia ancestral genética por la línea materna, ya que en las recombinaciones genéticas producto de la reproducción sexual de todos los primates homínidos (Homo sapiens incluido) el DNAmt es matrilineal y no se recombina, de ahí que sea un efectivo indicador sobre variedades ancestrales poblacionales. Los haplotipos B A D y C de éste tipo de DNAmt son prácticamente identico que el DNA prndicador sobre variedades ancestrales poblacionales. Los haplotipos BAD y Chernencia el origen como los ménticos tanto en los nativos mongoloides siberianos como en los nativos amerindios. Naia posee los 4 tipos de haplotipos compartidos por ambos grupos ancestrales, confirmando su irrefutable origen ancestral común.
En cuanto al DNAy, por tratarse de material genético exclusivamente ligado al sexo masculino, y que se transmite sin recombinaciones de padre varón a hijo varón y astico de Naia ci generaci sexo masculino y que se transmite sin recombinaciones de padre varrupos poblacionales: el DNA mitocondrí sucesivamente generación tras generación, el análisis genético de Naia fue improcedente (recordar su sexo femenino), no obstante la datación de antigüedad por el clásico método de Carbono14 y el más actual de Uranio-Torio, permitieron confirmar que la edad de Naia es perfectamente compatible con los grandes movimientos migratorios que acontecieron desde Asia por Bering para el poblamiento de América. Hoy sabemos que al menos hubo tres grandes olas migratorias y que éstas fueron paralelas a las costas desde Alaska hasta la Tierra del Fuego y la Patagonia.
Éstos importantes descubrimientos no sólo confirman plenamente la teoría más sólida sobre el origen mongoloide de los antiguos americanos nativos, sino que también servirán para descartar en definitiva otras teorías alternativas que fueron propuestas buscando explicar algunos vacíos que en su momento confundieron a los investigadores.
La principal teoría que refutaba el origen mongoloide de los antiguos americanos y su migración por el estrecho de Bering postulaba que América pudo haber sido poblada desde el sur del continente y a partir de Oceanía, específicamente la Polinesia. Ésta teoría buscaba explicar las diferencias morfológicas entre los amerindios nativos y los mongoloides nativos, tales como la forma del cráneo (más redondeada y acortada en los mongoloides y más alargada y afilada en los amerindios, así como los pliegues epicantales (ojos), las gibas nasales de los amerindios (nariz aguileña) contra las narices casi planas de los mongoloides, los cuellos más alargados en los mongoloides y la estatura promedio más baja en los amerindios.
Hoy sabemos que esas diferencias –marginales o significativas- en los fenotipos (apariencia exterior) entre mongoloides y amerindios son producto de la evolución, magistralmente explicada por Charles Darwin en su obra insigne “El Origen de las Especies y la Selección Natural” de 1859, y complementada con los descubrimientos científicos del siglo XX, como las leyes mendelianas de la herencia genética, las mutaciones genéticas aleatorias interrelacionadas con el ambiente y los modelos matemáticos de la genética poblacional.
Niños indígenas mexicanos actuales, con evidentes rasgos mongoloides producto de su herencia ancestral asiática (cráneos regulares con frentes redondeadas, ojos semirasgados, pómulos prominentes y puentes nasales aplanados con puntas achatadas y gruesas alas nasales). Imagen tomada de Internet: Secretaría de Desarrollo Social-Gobierno Federal. http://www.sedeso.gob.mx
Sin duda, el descubrimiento de los cenotes mexicanos de la península de Yucatán como auténticas ‘cápsulas del tiempo’ abre una nueva y prometedora era, no sólo para la investigación científica sobre el origen, evolución y movimientos migratorios de los primeros nativos americanos, dado que en el interior del cenote (se le nombró “hoyo negro” por la sensación que experimentaron los buzos cuando descendieron unos 1,000 metros por el túnel subacuático) también encontraron las osamentas de especies extintas durante la última era glaciar (un tigre dientes de sable, un gonfotérido pariente de los elefantes actuales), así como de otras especies no extintas pero que sin duda siguen su travesía evolutiva (se descubrieron también una osamenta de “oso perezoso” diferente de los actuales así como de murciélagos también diferentes a los mamíferos voladores de hoy).
El descubrimiento de Naia pone a México a la vanguardia mundial en cuanto a investigaciones y producción de conocimiento de punta sobre evolución humana y movimientos poblacionales, ya que las investigaciones como las exploraciones han sido coordinadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La investigación se realiza a travgicas no mongoloidesacterDirect AMS (reconocido internacionalmente por haber descubierto el famoso " de la evoluci DNA mitocondrés del proyecto arqueológico subacuático “Hoyo Negro”, Tulum Quintana Roo, co-dirigido principalmente por la arqueóloga pionera de la arqueología subacuática en México Pilar Luna Erreguerena, del INAH; James Chatters, antropólogo y paleontólogo de Applied Paleoscience and Direct AMS (reconocido internacionalmente por haber descubierto el famoso “Hombre de Kennewick” una osamenta de un amerindio con características antropológicas no mongoloides que confundió a muchos investigadores sobre el origen ancestral de los americanos nativos); Dominique Rissolo, arqueólogo del instituto Waitt, y Alberto Nava Blank y Roberto Chávez Arce, miembros del proyecto espeleológico Tulum (PET).
Además del INAH se ha contado con el apoyo de National Geographic Society, el Instituto Waitt, el Archaeological Institute of America y la National Science Foundation. A todos ellos nuestro agradecimiento por tan valioso hallazgo.
1. Nota para no mexicanos: En México llamamos “cenotes” (deriva de “dzonots” en lengua maya) a las formaciones subacuáticas de cavernas lagos y túneles subacuáticos que se formaron como consecuencia del famoso meteorito que se impactó en la península de Yucatán hace 65 millones de años ocasionando un sobrecalentamiento de la tierra y que extinguió los dinosaurios y otras formas de vida en el periodo Cretásico-Terciario.
Fuentes:
http://www.inah.gob.mx/boletines/17-arqueologia/7185
http://www.sciencedaily.com/releases/2014/05/140515142802.htm