La pandemia de Covid19 (SARS-Covid2) se originó a principios de diciembre de 2019 en un mercado de mariscos de la ciudad de Wuhan, al interior de China. Más de cinco meses después se registraron 4.3 millones de casos infectados y 286 mil muertes. El 25% de la humanidad se organizó y contuvo la pandemia en menos de dos meses. El 75% restante, incluyendo la mayor parte de América Latina, Europa Occidental y los Estados Unidos, no contuvieron la pandemia, simplemente la mitigaron. Conviene analizar cuáles son los factores que han permitido el triunfo contra esa enfermedad y cuáles factores aún siguen favoreciendo su avance letal.
Los países triunfadores lograron contener la epidemia en menos de dos meses[1], antes de que afectara al 1% de su población y con menos de 100 decesos por millón de habitantes. Para lograrlo, aplicaron al menos dos de tres medidas: a) La voluntad de contenerla con cuarentenas estrictas durante su origen, b) La aplicación de un promedio de más de 30 pruebas diagnósticas diarias por millón de habitantes, c) La aplicación de sistemas informáticos o de acción social, para la detección y aislamiento inmediato de las cadenas de contagio. La lista, no exhaustiva, de los países triunfadores sobre el Covid19 incluye: Alemania, Australia, Austria, China, Corea del Sur, Costa Rica, Dinamarca, Islandia, Noruega, Nueva Zelandia, Taiwán, Uruguay y Vietnam. Ellos pudieron planear la reanudación temprana de sus actividades. En cambio, los países, como: Brasil, España, EUA, Francia, Italia, México, Japón, o Suecia no aplicaron esas tres medidas de control y han sufrido una duración mayor de la epidemia, se infectó más del 1% de la población, se registraron más de 200 muertes por millón de habitantes y no tienen fecha cierta para el fin de la epidemia.
Desde el punto de vista financiero, ha sido más rentable invertir oportunamente 5 dólares per cápita en la contención de la pandemia, en vez de ahorrar ese dinero y arriesgar la pérdida de hasta el 10% del ingreso per cápita por la interrupción masiva y prolongada de las actividades económicas. Esto es cierto aún para países pobres como Vietnam, con un ingreso de 2,500 USD per cápita que no tuvo un solo muerto por Covid19 y sería mucho más rentable para países con más de 10 mil USD per cápita, como: Brasil, México y EUA. Cabe entonces la pregunta ¿por qué si es tan rentable contener la epidemia, la mayor parte de los gobernantes del mundo decidieron la ruta más costosa y mortífera de la mitigación?
La explicación más simple es la disociación de las dirigencias políticas del conocimiento científico. Por ejemplo: la recomendación frívola de Donald Trump para que se inyecten desinfectantes, la demora de Japón para atender la epidemia y tratar de impedir la cancelación en 2020 de los Juegos Olímpicos, la decisión del gobierno de Suecia para no poner en práctica la cuarentena, la actitud de Jair Bolsonaro de Brasil quien despidió a su Ministro de Salud porque no concordaba con sus opiniones, el descuido lamentable en Ecuador y la displicencia de AMLO durante la fase temprana de la epidemia. Desafortunadamente, esta disociación, se está reflejando en la elevación inexplicable de la mortalidad sin diagnóstico que aparece en las estadísticas de muchos países, pobres y ricos. Esta situación es importante porque puede tener un impacto en el futuro de la humanidad.
Los políticos tienen una lógica que no siempre corresponde con los hechos observados y conocidos por los científicos. Pero, el Covid19 no tiene lógica política, es un hecho inesperado y su reproducción no tiene fronteras ni límites administrativos. En la ausencia de vacunas o tratamiento conocido, lo único factible es el aislamiento oportuno de los infectados, quienes sólo pueden ser diagnosticados por técnicas especializadas de laboratorio. No queda otra alternativa: se contiene la epidemia en su arranque o se sufren sus consecuencias. Y esto fue lo que sucedió. La cuarta parte de la humanidad se organizó y contuvo la epidemia, el resto la dejó crecer con medidas parciales de control. El resultado global ha sido desastroso porque se avizora una seria crisis financiera, económica y social, como resultado de la diseminación global de la pandemia.
[1] Se considera controlada la epidemia cuando ha desaparecido el 97% de los casos y esto usualmente ocurre, si no hay rebrotes, en un tiempo doble del trascurrido desde el inicio, al máximo de la tasa diaria de contagios.