Ahora que gente de la institución está involucrada en graves delitos se ha convertido en la salvaguarda del llamado debido proceso y calla detalles importantes sobre la participación.
Enumerar -como lo han hecho- los casos en que dicen haber cesado a malos policías no borra el estigma de que una parte de la Policía en Morelos se ha convertido en un problema para la población.
Tolerar esa situación ha convertido en cómplices a muchos funcionarios públicos, una complicidad que tarde o temprano puede convertirse en responsabilidad penal, en un triste escenario ya visto en por lo menos los últimos tres sexenios y que al día de hoy confirma lo que la gente piensa del Mando Único, un esquema impuesto por la fuerza a las alcaldías para que el gobierno del estado obtenga recursos públicos de los ayuntamientos a cambio de un servicio de seguridad puesto en duda desde el primer día.