Sin embargo, incurrir en lesiones u homicidio bajo el influjo del alcohol es considerada una conducta "culposa" -esto es, que no fue intencional- cuando anticipadamente se sabe que la decisión de embriagarse y conducir constituye un riesgo de accidente.
Si se aprueba la reforma, será una de las aportaciones más importantes al combate de la epidemia de accidentes, desde hace años considerada un problema de salud pública.
Habrá que confiar en que los intereses de aquellos que promueven el consumo desorbitado de alcohol no prevalezcan sobre el bienestar común.