En Temixco, un grupo de ciudadanos trata de pasar por encima de la ley e imponer en la alcaldía a quien no participó en el proceso electoral, sin que los encargados de velar por la paz interior intervengan.
Mientras, las protestas por causas económicas no dejan de aparecer, como la que ayer realizaron los productores de amaranto que reclaman la entrega de los subsidios prometidos, o la de los profesores jubilados que siguen a la espera de sus bonos decembrinos, que no les entregan pese a estar presupuestados.
O conflictos más graves, como el desatado en Tlaquiltenango, donde el alcalde retiró a los oficiales que desde la sede del Mando Único controlaban a la Policía del lugar.
Y todo lo anterior en medio de una violencia que no cesa, con una terrible dosis de sangre que fluye incesantemente sin que los remedios que supuestamente se aplican desde el gobierno funcionen.