Es indudable que el problema que causa el exceso de taxis en circulación -culpa, no por casualidad, de la propia secretaría y sus dos titulares- debe tener algún remedio, pues la ocupación que hacen de las calles es excesiva.
Sin embargo, los antecedentes hacen dudar de la medida encaminada a sacar de circulación cada día a un porcentaje de los vehículos del servicio público, con la amenaza de que adicionalmente provoquen un aumento de la flota de taxis, a través del juego nunca detenido de la falsificación de permisos, de tal manera que la posibilidad de que usen más de un vehículo o el mismo auto con otra identificación no es descabellada.