La erradicación de esos males requiere de la participación de la ciudadanía, pero las autorudades sanitarias deben poner el ejemplo y hacer lo necesario para disuadir las conductas que propician la proliferación de mosquitos.
Aunque se ha reducido la mortalidad del dengue y hoy se conocen con más eactitud las secuelas del chikungunya, eso no basta para convivir con las dos enfermedades.
Que se hayan hecho endémicas significa que el sistema sanitario tiene una gran falla.