Las autoridades estatales y federales que han anunciado actividades tendientes a estudiar el problema y ofrecer soluciones tienen en sus manos una gran responsabilidad y no pueden menos que dar resultados.
Transitar por el tramo mencionado ha convertido el viaje en algo azaroso, que en cualquier momento puede costar hasta la vida, por muchas precauciones que los conductores asuman, pues están en manos de otros.
La cantidad de vidas que se han perdido -así fuera sólo una- justifican el gasto que se deba asumir para recuperar la seguridad de que un viaje por esa carretera no se convierta en el último.