Los puristas seguramente objetarán las incontables menciones que se le han hecho desde el pasado lunes por la noche, pero lo cierto es que él representó algo más que la figura de un cantante o de un artista.
El desaparecido compositor, además, invirtió parte de su fortuna en Morelos, donde generó empleos y, sobre todo, profundas raíces por la sencillez con la que siempre se comportó lo mismo en sus actuaciones que en la vida diaria.
Era, en pocas palabras, un querido vecino de la entidad, a la que hoy hará su última visita, la de un hombre que trascendió a su momento y que por sí construyó una imagen que seguramente perdurará largo tiempo.