Todo indica que por fin el llamado pomposamente Sistema Estatal Anticorrupción por fin tendrá un secretario técnico que permita la operatividad del citado ente.
Llama la atención que tal cosa ocurra cuando probablemente hayan prescrito muchos de los delitos cometidos en la anterior administración, pero no sus consecuencias, que pagamos los morelenses a través de recortes en el gasto público.
Las esperanzas que se pusieron en el mencionado sistema fueron en vano hasta ahora, a menos que con la instauración de todos los complejos mecanismos para ponerlo a funcionar permita ahora sí dar resultados tangibles, que vayan más allá de la captura de algunos pececillos en un mar lleno de intocables peces gordos.