Por todos los ritos asociados a las celebraciones del día de muertos ha sido tradicional que las aglomeraciones en mercados públicos y cementerios comience mucho antes del primero de noviembre.
Desafortunadamente ahora la reunión de muchas personas en un lugar significa más contagios de covid 19, algo que de por sí es grave pero que se complica por el momento que vive no solo la entidad, sino todo el país: el peligro de una segunda oleada de la enfermedad.
Ya muchas tradiciones y ritos se han cancelado desde marzo por lo que no debería ser difícil abstenerse ahora de conmemorar masivamente a los fieles difuntos, algo que se puede hacer de forma sencilla y desde la protección del hogar.
Insistir en exponerse al virus demostrará no solo una falta de educación y de civismo, sino una mortífera necedad.