La criticada desaparición de multitud de fideicomisos federales podría tener una base sólida si tomamos en cuenta que los anteriores gobiernos de la república usaron esa figura para desviar grandes cantidades de dinero del erario.
Sin embargo, había fideicomisos para actividades específicas que no eran un intento de corrupción, sino un mecanismo ágil para lograr los fines colectivos trazados.
La ciencia -al igual que la cultura- ha sido gravemente afectada por la desaparición indiscriminada de esos fideicomisos, una medida del gobierno federal para obtener liquidez y poder cubrir los gastos sanitarios causados por la pandemia.
Pero no solo se han truncado prometedoras carreras científicas, sino que se ponen en riesgo los pilares del desarrollo económico de México.
Aunque a estas alturas es difícil que el Legislativo federal de un paso atrás y rectifique, no queda más que al menos desearlo, por el bien de todos.