Es difícil pensar en algún renglón de la sociedad morelense que no haya sido dañada por Graco Ramírez en los aciagos seis años que encabezó el Poder Ejecutivo (lo que no equivale a gobernar).
Ahora el sindicato magisterial ha revelado que el nefasto exgobernador dejó de aportar al fondo creado con el gobierno federal para dotar de computadoras a los docentes de educación básica.
Aunque ese dinero no podría haber resuelto todas las necesidades, pero al menos era una salida a la necesidad de dotar de herramientas tecnológicas a los profesores.
Hoy, cuando la pandemia ha consumido todos los recursos públicos, se busca rescatar lo perdido, pero se obvia la responsabilidad política y moral del exmandatario.
Los abogados que promueven el juicio político en contra de Ramírez Garrido deben entender que no se trata de un mero trámite, sino una acción que -de concretarse- será un triunfo moral en contra de quien por encima de todo honor se dedicó a saquear los recursos de los morelenses y empeñó -a través del endeudamiento- el futuro de la entidad.